Perucho Figueredo, quien no temió una muerte gloriosa
Cuentan que el 17 de agosto de 1870, cuando un pelotón español lo trasladaba para fusilarlo, Pedro (Perucho) Figueredo, susurró los versos del himno de combate que alguna vez, antes las aclamaciones de una multitud, apuntara sobre el lomo de su caballo, en el legendario Bayamo.
Autor: Leydis Tassé Magaña| Foto de Archivo