Nadie como Nélida Gil conoce mejor a sus plantas, que cada día ve crecer y luego desaparecer de su vista la obra formada tras muchas jornadas de duro bregar en contra de la sequía, los vientos, las enfermedades y hasta algún ladrón interesado en comercializar sus bellas orquídeas.
El trabajo no mata, ennoblece el alma a quien lo realiza, asevera mientras desliza su menuda mano por encima de una pequeña begonia.
Para trabajar aquí en el vivero la persona debe amar mucho la naturaleza y a las plantas fundamentalmente, reconoce Nélida, integrante de la Cooperativa de Crédito y Servicios Eduardo Panizo, de Guanajay, provincia de Artemisa, involucrada en un proyecto de mujeres emprendedoras organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
Recuerda que se celebraron muchas reuniones para capacitarlas en administración de empresas, les enseñaron y compartieron experiencias con otras compañeras.
“Hemos sido beneficiadas con un motor de bombeo y su sistema de riego para una caballería, el cual se empleará en la casa de tapado donde se desarrollan las posturas", explica la entrevistada.
Para Nélida la vida ahora comienza a tener un nuevo incentivo, ya que al contar con un regadío eléctrico deja de hacer trabajo pesado, con lo cual se ahorra tiempo, aceite y combustible, y se sustituye a un viejo motor ruso de la década de 1980, objeto de muchas innovaciones para mantenerlo funcionando.
El vivero se mantiene con más de 160 variedades, siendo la areca la de mayor demanda por los clientes, al igual que las palmas y las begonias.
"En la casa contamos con muchas matas madres sembradas por mi padre, que nos permiten contar con el material genético necesario para renovar el plantel y que ahora nosotros mantenemos.
"También compramos semillas para plantar en la hectárea de que disponemos, aunque debemos adquirir tierra y fertilizantes. Además, estamos construyendo con esfuerzo propio un centro de lombricultura, que nos permitirá elevar la calidad de las posturas.
"Tenemos esperanza de que vamos a crecer, y hacer cosas mejores, siempre recordando a mi papá, quien quería que todo estuviera muy bonito y creo que contamos con los medios para materializar sus sueños y los de nosotros también", añade Nélida.
"Poseemos la Tiple Corona a la Excelencia, que entrega el Programa Nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana y esperamos llegar a la Cuarta Corona, el máximo galardón que otorga ese movimiento de avanzada actualmente.
"Tengo un sobrino que trabaja aquí en la finca y un hijo de ese sobrino que es muy laborioso, a pesar de sus tres años, y en ellos está garantizado el relevo", sentencia esta integrante de la Cooperativa de Crédito y Servicios Eduardo Panizo, de Guanajay, provincia de Artemisa, involucrada en un proyecto de mujeres emprendedoras.
William Fernández Jiménez| Foto de Archivo
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06 Agosto 2015
06 Agosto 2015
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