Che Guevara: el hombre que jamás hablaba de la muerte

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ACN - Cuba
Marta Gómez Ferrals | Foto: Korda
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07 Octubre 2025

Quien legó a la posteridad la frase “Hasta la victoria, siempre”, el guerrillero heroico argentino-cubano Ernesto Guevara de la Serna, el Che, vive en la inspiración y obrar de la mayoría de los habitantes de este país, prestos a conmemorar el aniversario 58 de su desaparición física, ocurrida tras su asesinato en Bolivia el 9 de octubre de 1967, por órdenes de la CIA.

   La esencia de esa elipsis de su ideario remite al hombre de conducta radical y a la confianza en el poder de la lucha por una causa justa que siempre fue quien “no hablaba jamás de la muerte”, más bien la veía como algo lógico por  los peligros que corría,  según el testimonio del General de Brigada ® Harry Villegas (Pombo), un muy cercano colaborador por entonces.

   El Guerrillero heroico cayó combatiendo por la libertad y justicia del pueblo boliviano al frente de una guerrilla integrada por 17 combatientes, en un punto remoto conocido como Quebrada del Yuro, luego de enfrentar un destacamento del ejército de ese territorio superior en proporción 100 hombres a uno.

   Sin embargo, siempre es pertinente la condena del crimen que lo privó de la vida mientras yacía indefenso y herido en una pierna, prisionero en una escuelita de la Quebrada, desde el día anterior mientras caminaba ayudado por el boliviano Willy Cuba.

   Antes de librar su batalla final, el Che Guevara y sus camaradas iniciaron la lucha en la nación andina con una fuerza formada por tres pelotones el 7 de noviembre de 1966 y en su trayectoria desplegaron 22 combates y también se movieron por páramos desolados, con hambre extrema y mucho frío, casi sin la colaboración.

   Una campaña de mentiras y desinformación, dirigida por la CIA y la derecha boliviana logró su misión de aislar a la fuerza liberadora, integrada en su mayoría por bolivianos y cubanos.

   A tantos años de su partida el Che sigue siendo un referente imprescindible tanto para quienes sueñan con un mundo mejor, con libertad y equidad como para los que enarbolan, además, las banderas de la izquierda y el marxismo. Es igualmente importante para quienes luchan contra los remanentes del colonialismo y contra el hegemonismo de las potencias guerreristas del mundo.

   En la Cuba de hoy se le quiere por su contribución a la última campaña liberadora, a la cual se incorporó como soldado desde la expedición del yate Granma en 1956. 

   A su llegada en funciones de médico de la fuerza guerrillera encabezada por Fidel Castro, pronto cambió su maletín sanitario por el fusil ganado y en breve tiempo se convirtió en jefe militar con el grado de Comandante del Ejército Rebelde operante en la cadena montañosa de la Sierra Maestra.

   Más tarde, en paralelo con las tropas dirigidas por el Comandante Camilo Cienfuegos, dirigió la definitoria campaña de Oriente a Occidente al mando de la Columna 2 Ciro Redondo que, a fines de 1958, ya en la ciudad central de Santa Clara, libró la histórica batalla en vísperas del triunfo de la Revolución.

   Hoy Santa Clara se considera la ciudad del Che, a quien se le recuerda de modo entrañable, al igual que a la patriota nativa Marta Abreu. Allí se acogen las cenizas de este héroe latinoamericano, en un Mausoleo construido en su honor y en el de sus compañeros de combate.

   De él se admiran sus dotes de soldado, de jefe, de estratega, su ejemplo de padre de familia, incondicionalidad ante el trabajo y el esfuerzo en pro del bien común.

   Constituye un paradigma cuando se habla del humanismo y sencillez de un revolucionario y su intransigencia ante lo incorrecto, el resultado de mala calidad, la falta de sensibilidad. No toleraba los chistes fuera de lugar y en eso era tajante, porque él mismo no se permitía una comunicación que no fuera directa o sin respeto. Se esforzaba en todo aun a costa de su salud y de ello daba muestras. Si dependía de él nada podía incumplirse.

   Y en los tiempos en que dirigió entidades gubernamentales cubanas se empleó a fondo por la precisión y eficiencia de la economía, para él clave en la vida de un país.

   Estudió mucho, además de la Medicina y convidaba de manera constante a los jóvenes a la adquisición de conocimientos en bien de sí mismos y de la nación que se quería construir.

   He aquí algunas de las razones de su huella. Él no lo sabía o imaginaba, pero un ser humano con semejantes cualidades, que siempre pensaba en ayudar al prójimo, luchar y trabajar en bien de todos no debía ni siquiera pensar en la muerte y menos hablar de ella. Su mensaje era de vida y victoria.