Pese a que todavía está por definir el día exacto, existen recuerdos imborrables de que hace 60 años comenzó el primer curso de Periodismo de la entonces Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba Ñico López, hoy en día Universidad.
Las clases empezaron en 1965 en una casa de la Federación de Mujeres Cubanas en Mulgoba, Santiago de las Vegas, actual municipio Boyeros.
El grupo de 27 colegas provenía de varias provincias, los menos con algún dominio del oficio, con disímiles grados de escolaridad, más bien cercanos al bachillerato, y de aquella formación profesional a la carrera 10 eran mujeres.
Solo algunos meses recibimos instrucción en ese plantel, debido a que nos trasladamos hacia una casona, otrora finca de recreo al oeste de la capital, donde ya funcionaba la Ñico López, cuyos antecedentes datan de 1960, cuando surgieron las Escuelas de Instrucción Revolucionaria y 12 provinciales por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Aquella decisión tan temprana constituyó el embrión de la Universidad del PCC, con sus facultades y escuelas municipales y distritales.
En pleno proceso de ampliación de las obras de la institución, nuestra preparación experimentó un altísimo grado por la presencia de eminentes profesores, entre ellos José Antonio Benítez, Ofelia García Cortina, Nuria Nuiry y otros, incluido el inefable José Antonio de la Osa, a la sazón del Consejo de Versiones Taquigráficas del Consejo de Estado, empeñado en enseñarnos el método conjunto Gregg-Pitman, que hasta ese momento se hacía por separado.
Prácticas e investigaciones, novedoso método
Las sesiones las combinábamos con actividades recreativas, culturales y deportivas, pero las prácticas rebasaron las expectativas de la mayoría al enfrentarnos en órganos de prensa escritos y radiales, a las realidades de un reporterismo de nuevo tipo que reclamaba la Revolución Cubana ante el empecinamiento insólito de las administraciones de Estados Unidos por tratar de destruirla a toda costa y costo, que dura más de 60 años y quien sabe hasta cuándo, lo que evidencia su fracaso.
También ocuparon nuestra atención las investigaciones históricas o de campo y en una de esas jornadas permanecimos en el estudio de sus características en las provincias de Guantánamo y Camagüey.
Con nosotros, de 1965 a 1968, estuvo un grupo de dirigentes del PCC en su primer curso de Administradores, entre ellos Esteban Lazo Hernández, actual miembro del Buró Político y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, quien por aquella época llegó a dirigir un Centro de acopio en Camagüey.
Allí estuvimos varios meses en el corte y ala de cañas, y hasta editamos a mano un periodiquito, con más pasión que compasión, por el hecho de que a nadie se le ocurrió llevar una máquina de escribir.
La formación profesional y político-ideológica recibida en la Ñico López, Antonio López Fernández (1932-1956), uno de los expedicionarios del Granma, transcurrió en un clima de compañerismo, ayuda mutua y cooperación, de solidaridad en todo momento y de debates por tanta ansiedad de conocimientos.
Seis décadas después, solo quedan en activo Rigoberto Sosa Pérez, Esther Armenteros, Clara Lídice Valenzuela, Roberto Molina Hernández, Gladys Hernández Gutiérrez, Caridad Miranda Martínez, Reynaldo Álvarez Montero, Miriam Santos Ferro, Luis Manuel Arce y Lino Luben Pérez.
Mucho antes, una parte de nuestro grupo comenzó a trabajar en la Agencia Latinoamericana Informativa de Noticias Prensa Latina, en el periódico Granma y en otros medios de divulgación, algunos se han jubilado, otros fallecieron y varios se mantienen en sus puestos con la convicción plena del valor de las enseñanzas de aquel inolvidable curso hace 60 años.