Cuba, el mismo enigma feliz cada septiembre

Curso escolar

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ACN - Cuba
Norland Rosendo González | Foto: Lorenzo Crespo Silveira
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01 Septiembre 2025

La Habana, 1 sep (ACN) En un escenario tan complejo, complejísimo, haber abierto todas las aulas hoy ya es un mérito, pero que alumnos, maestros y familias se hayan podido reunir otra vez en las escuelas con una auténtica sonrisa, felices, solo es posible en Cuba.

   Quien no viva en este pedazo de tierra bañado por el mar Caribe o lo haya visitado entrañas adentro es incapaz de entender el significado del 1 de septiembre para los cubanos y cómo se disfruta, a pesar de los pesares.

   No pocos de los que fueron a clases durmieron de menos anoche, como consecuencia de los prolongados apagones, o desayunaron lo que pudieron y no todo lo necesario para asumir la agotadora jornada escolar.

   Algunos llegaron con el uniforme medio planchado y hasta pinchándose por algún alfiler aún prendido donde la abuela dio las últimas puntadas para ajustar en el cuerpo la talla XXL, pese al esfuerzo colosal de Cuba para vestir a sus hijos escolares.

   Los hay que juntaron en la bolsa de la merienda el “panconalgo” y el pomo sin congelar de un refresco que extraña los tiempos de la bonanza azucarera.

   También hay quienes no se preocupan por esas cosas; el contexto económico ha abierto brechas sociales —abismos, dirían algunos— que encumbran, por su nivel de vida, a no pocos. 

   Es el mismo país y, a la vez, otro país. La Cuba de estos tiempos se fragmenta y se junta. Se expande y se contrae. Pero sigue siendo, por fortuna, una sola Cuba, cuyas manos abrazan a todos sus hijos en la misma aula. Y los enseña a todos por igual.

   Así amaneció este lunes Cuba, en vez de una isla parecía un sol; un sol moral en un mundo de egoísmos y guerras, de excesos lujuriosos por fuera y vacíos espirituales dentro de la caja del cuerpo.

   Algunos apuestan por estrangular a este país; por dejar exhausto a su pueblo. Y cada septiembre chocan con la misma realidad: no entienden cómo es posible semejante regreso a clases, muertos de risa, de los hijos de Cuba, contándose lo vivido en las vacaciones y planeando la próxima aventura.

   Es Cuba, pedazo de sueño de un mundo mejor que se empina sobre sí misma. No se cansa. Es enigma, brújula, osadía. Se reinventa y cuando el noveno mes del año abre los ojos, ella se pone el uniforme y va, con todos sus hijos, rumbo al aula, a construir su propio futuro.