Es lunes y se desarrolla una jornada de aprendizaje en cada escuela del país, pero este es un centro escolar distinto, en el que los ruidos por los pasillos y los timbres de recreo se sustituyen por manos que gesticulan y palabras llenas de dulzura.
Se trata de la Escuela Especial Héroes del Goicuría, ubicada en la barriada de Peñas Altas, de la ciudad de Matanzas, en la que 21 niños con necesidades especiales son atendidos por un colectivo que mediante la paciencia y el amor transmiten el arte de educar.
La vida les privó de alguno de sus sentidos, pero les regaló una institución en la que desde su fundación el primero de septiembre de 1991, las puertas se abrieron a cada pequeño de la provincia que necesite de esa modalidad educativa, que va más allá de aprender a leer o a escribir, y contribuye a formar una familia.
Retos diarios se presentan, confiesa Natasha Espinosa Martín, Máster en Ciencias de la Educación y psicopedagoga del centro, quien refiere que trabajar con niños sordos, ciegos y de baja visión representa una verdadera prueba de que con voluntad se puede todo y no existe discapacidad que supere el deseo de aprender de cada uno de ellos.
Hoy contamos con 12 varones y nueve hembras pertenecientes a varios municipios del territorio yumurino, los cuales reciben la docencia desde el pre-escolar hasta el sexto grado, además de que existe un salón para infantes en edad de círculo infantil, comenta la psicopedagoga con 24 años de experiencia allí.
Sucedió que Dami Rizo Guerra y Anni Rizo Guerra compartieron un espacio en el vientre de su madre y en la vida. Ambas son sordas, viven en la localidad de Cárdenas y el silencio no les quitó la sonrisa pícara ni los deseos de aprender pues cursan actualmente el sexto grado en la “Héroes del Goicuría”, a la cual llegaron hace seis años.
Anairys Martínez Ramos, profesora de ese claustro, expresa que cada infante recibe las mismas materias de la enseñanza general, además de otras como estimulación auditiva, orientación y movilidad, estimulación visual y lenguaje de señas, en correspondencia con los requerimientos de cada cual.
Contamos con el apoyo incondicional del Ministerio de Educación que aporta juguetes y medios de enseñanza imprescindibles para la labor con los educandos, que más que un trabajo es una manera de brindar y recibir alegrías cuando ellos logran aprender algo nuevo, expresa con pupilas dilatadas la docente Anairys.
Ser diferentes es algo común, se lee en los murales de los pasillos de una institución, en la que cada trabajador día a día demuestra una frase del cantautor cubano Silvio Rodríguez presente en una de sus canciones y que dice que sólo el amor engendra la maravilla.