Guantánamo, 15 oct (ACN) La comunidad del Consejo Popular número dos San Justo, de esta ciudad, fue escenario de un barriodebate para incrementar la percepción de riesgo ante el consumo y tráfico de drogas, un flagelo que demanda de la participación activa de todos los sectores sociales.
El ejercicio, que se replica a nivel nacional, busca contrarrestar la baja apreciación de peligro que existe aún en la población, especialmente entre adolescentes y jóvenes, como lo señaló Alexander Millet, jefe de grupo de sectores priorizados de la unidad de enfrentamiento antidrogas.
Millet alertó que el canabinoide sintético, lo que comúnmente se conoce como “químico”, es la sustancia ilícita de mayor circulación en esta populosa zona, donde residen 24 mil 633 personas, el cual tiene un fácil enmascaramiento para generar, en pequeñas cantidades, altos niveles de adicción.
Además reveló tres incidentes recientes en los alrededores de instituciones escolares de la zona, el más reciente de los cuales concluyó, gracias a la colaboración ciudadana con las autoridades, con la detención de dos individuos que intentaban vender drogas en la zona de la Ciudad Deportiva.
En el ámbito legal, Rolando Aroche, presidente del Tribunal Provincial, precisó las severas sanciones penales aplicables; la responsabilidad penal se inicia a los 16 años de edad y la simple tenencia es sancionable, así como acciones como la venta dentro de centros estudiantiles, que pueden implicar condenas de entre cuatro y 10 años, aclaró.
Al respecto, subrayó que el menor, al convertirse en narcoconsumidor, frecuentemente comienza una cadena delictiva que distribuye la sustancia entre sus compañeros de estudio.
La dimensión sanitaria fue expuesta por la doctora Katerine Guilarte, representante del programa de salud mental y adicciones, quien explicó que factores como la curiosidad, la presión grupal y la búsqueda de placer impulsan el consumo inicial, el cual deriva rápidamente en tolerancia y dependencia, con consecuencias devastadoras para el individuo, su familia y su entorno social.
A nivel global, existen 256 químicos identificados; en Cuba se han detectado entre 50 y 60 modalidades, enfatizaron los directivos.
Ante las inquietudes de los vecinos sobre cómo la familia puede darse cuenta de que su hijo consume y las formas de detectarlo, los especialistas señalaron que un cambio en el comportamiento habitual del joven es una señal clave, y advirtieron que suelen ser creativos al combinar drogas sintéticas con alcohol, lo cual dificulta su detección inmediata.
Para quienes ya han desarrollado una adicción, la provincia cuenta con una estructura de atención, los pacientes pueden ser ingresados en la sala creada para estos fines en el hospital infantil Pedro Agustín Pérez, que dispone de ocho camas, o en una sala del hospital psiquiátrico, donde reciben un tratamiento intensivo de 15 a 21 días.
Posteriormente, el proceso continúa de forma ambulatoria en el Centro Comunitario de Salud Mental, de la ciudad de Guantánamo, hasta su completa rehabilitación.
El encuentro, celebrado en la escuela secundaria básica Manuel Ascunce Domenech con la presencia de funcionarios del Partido Comunista de Cuba, el Gobierno y vecinos, concluyó con un llamado de alerta ante estas conductas; se instó a la familia y a la comunidad a trabajar unidos por una sociedad libre de vicios, donde las nuevas generaciones puedan forjar su futuro.
La convocatoria final fue a mantener y expandir estos espacios de diálogo, se enfatizó en la necesidad de llevar los barriodebates a cada circunscripción y barrio, atraer a más jóvenes y sus familias para calar profundo en el problema y mantener una ofensiva sin tregua contra las drogas.