Camagüey, 29 oct (ACN) Tranquila y segura permanece María Isabel Cardero Martínez en el seminternado Ignacio Agramonte, del municipio de Santa Cruz del Sur, en la provincia de Camagüey, tras el paso del huracán Melissa por la región oriental de Cuba.
Hasta ese centro fue trasladada con sus hijos y nietos, a partir del peligro que corría su vida, y la de los suyos, ante la posible crecida del río en la comunidad El Francés, donde reside.

Quizás, reconoció, pudo perder recursos materiales, incluso afectarse la vivienda, pero eso, poco a poco se recupera, porque lo más importante es protegerse del fenómeno meteorológico, afirmó.
En esa institución educativa, dijo, dispone de todas las condiciones necesarias, entre las que mencionó, alimentos, actividades culturales y deportivas, y una atención médica permanente que le permite mantener compensada su hipertensión arterial, con una dosis adicional de cariño que recibe por parte del personal docente que allí labora.

El plantel, habilitado como albergue, también acoge a Juan de Dios Arista Pérez, quien a partir de los derrames cerebrales que ha sufrido se encuentra imposibilitado de caminar, pero ahora podrá moverse en una silla de ruedas que recibió gracias a las bondades de la Revolución.
Agradecida Rufina Guevara Rodríguez, su esposa, expresó la satisfacción que comparten ella y su familia, de poder resguardarse en un lugar seguro, pues también vive cerca del río, proclive a desbordarse en situaciones meteorológicas de este tipo.

Esa institución acoge hoy a 54 santacruceños, entre los que predominan una embarazada, niños, adultos mayores y personas encamadas, explicó Liudmila Hernández Hernández, directora de la citada escuela.
Aun en medio de las limitaciones económicas que enfrenta el país, comentó que se les garantiza desayuno, meriendas, almuerzo y comida, para lo cual existe garantía de proteínas, viandas, granos y otros productos.

Disponen, además, de atención médica, con énfasis los pacientes que presentan enfermedades crónicas no transmisibles y se previó un local para el aislamiento de casos febriles para prevenir la transmisión de arbovirosis.
En ese municipio costero funcionan cinco centros de protección, aunque de las más de 15 mil personas protegidas, la mayoría se encuentra en viviendas de familiares y amigos, para salvaguardar la vida.
