Cienfuegos, 3 dic (ACN) Con 52 años en el ejercicio de la Medicina, el doctor Arturo Pérez de Villa Amil Álvarez, especialista de Segundo Grado en Neonatología, defiende tres premisas que deben definir a un profesional de la Salud: amor, estudio y entrega.
Un repaso a la trayectoria del galeno, fundador del servicio de Neonatología en la provincia de Cienfuegos, permite acercarse a un hombre capaz de reinventarse a lo largo de los años para brindar lo mejor de sí a su gente.
Desde la humildad que lo caracteriza, el profe “Villamil”, como le llaman de cariño colegas y pacientes del hospital general Dr. Gustavo Aldereguía Lima, dialogó con la Agencia Cubana de Noticias y rememoró sus estudios, cuando pasó los dos primeros cursos en el Instituto de Ciencias Básicas Victoria de Girón, en La Habana, y luego lo trasladaron para la antigua Escuela de Medicina de Las Villas, donde se graduó en 1971.
“Una vez egresado me ubicaron en la Maternidad, emplazada en el edificio que hoy ocupa la División Territorial de Etecsa. Hacía guardias un día sí y el otro no, esa segunda jornada atendía en las consultas. En aquel entonces estaba más familiarizado con la Pediatría, pero aprendí poco a poco.
“La Neonatología resulta un tanto compleja porque es la rama que asiste al recién nacido en las primeras horas, cruciales para determinar posibles daños futuros al nuevo ser humano y cómo reaccionar ante cualquier patología que pueda dejar alguna discapacidad.
“Por eso, la labor del neonatólogo no es solo salvar al niñito, sino aportar a que tenga una existencia saludable y feliz, siempre con la participación de la familia, en especial de la madre y el padre, quienes deben permanecer junto a su bebé en la sala, porque está probado que el contacto con los progenitores contribuye al desarrollo del cerebro”.
Según el profe Villamil, un buen médico debe estar preparado siempre, por eso dedica entre tres y cuatro horas diarias a estudiar, incluso los domingos.
“La familia resulta mi soporte principal, mi esposa, mis hijos. Ellos se han comprometido conmigo porque entienden que mi misión es salvar. Muchas veces me he perdido reuniones, celebraciones u otros encuentros, pero si lo que uno hace lleva amor, entonces es una manera de sentirse satisfecho.
“Llevo 52 años de servicio y pienso continuar hasta que no pueda más, quiero seguir enseñando a los futuros galenos, transmitirles mis conocimientos, enseñarlos a pensar con el corazón para que sean mejores que mi generación y luchen por el bienestar de las personas”.
El profe Villamil colaboró internacionalmente en la República Popular de Angola y la República Bolivariana de Venezuela, en esta última fundó y dirigió la misión Niño Jesús, de conjunto con el Comandante Presidente Hugo Chávez, y fungió como asesor materno infantil del Ministerio de Salud de la nación sudamericana.
Dirigió la Maternidad en el territorio centrosureño por varios años, innovó equipos para ventilación neonatal y aportó modelos organizativos que todavía funcionan a nivel nacional, como la sala de Perinatología, además, durante la pandemia de la COVID-19 lideró un estudio sobre el traspaso anticuerpos de la madre al feto.
Ostenta la Distinción Piti Fajardo, la Orden Enrique Barnet in Memorian de la Dirección Provincial de Salud, la Medalla José Tey, entregada por el Consejo de Estado de la República de Cuba, y la Condecoración Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa en su Única Clase, del Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela, entre otros reconocimientos.
Cada 3 de diciembre se conmemora el Día de la Medicina Latinoamericana y el doctor Villamil constituye un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones debido a su humanismo, abnegación y altruismo, en una profesión que escogió para ayudar a quienes más lo necesitan.