Como un acto de amor y recordación a un héroe irrepetible, cada 28 de octubre miles de personas lanzan flores al mar en homenaje al comandante Camilo Cienfuegos, el Señor de la Vanguardia.
En esa fecha, pero de 1959, la avioneta en que partió hacia La Habana desde Camagüey, desapareció en pleno vuelo con su escolta y el piloto.
Se vivieron días de intensa búsqueda, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y tras varias jornadas sin resultado alguno se comunicó su desaparición física.
Pero Camilo, el de la sonrisa amplia e intrépido guerrillero, quien salió del pueblo, como dijo Fidel, está presente en cada cubano digno y defensor de los valores revolucionarios.
Vio la luz el 6 de febrero de 1932, el tercero y más pequeño de los hijos de la familia integrada por los españoles Ramón Cienfuegos Flores y Emilia Gorriarán Zaballa.
Conocido como “el Comandante del Pueblo”, “El Señor de la Vanguardia”, “el Héroe de Yaguajay” o “el Héroe del Sombrero Alón”, destacó por sus acciones militares contra el Ejército batistiano y a causa de su carácter jovial y natural ganó amplia ascendencia popular.
En 1953, viajó a Estados Unidos en busca de una mejor situación económica y trabajó en varias ciudades como obrero y camarero.
Vinculado con emigrados latinoamericanos, participó en diversas manifestaciones y escribió para el periódico La voz de Cuba un artículo crítico contra Batista titulado “Identificación Moral”. En 1955, lo detuvo el Departamento de Inmigración y lo deportaron a México.
Regresó a Cuba en ese propio año y volvió a trabajar en la sastrería El Arte, mientras luchaba contra el régimen de Batista. En septiembre del mismo calendario contrajo matrimonio con Isabel Blandón, una enfermera salvadoreña que conoció en San Francisco.
El 14 de diciembre siguiente recibió un balazo durante una manifestación en honor del héroe independentista cubano Antonio Maceo, pese a lo cual asistió a la conmemoración por el aniversario 103 del natalicio de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba en el parque Central.
En esa ocasión, recibió una golpiza y lo arrestaron agentes del Brac (Buró para la Represión de Actividades Comunistas) y ficharon como comunista.
Al verse perseguido y sin trabajo, regresó en 1956 a EE.UU. En septiembre de ese año se encontraba otra vez en México, donde contactó con Fidel Castro, quien organizaba una expedición con el propósito de derrocar al régimen de Fulgencio Batista.
Ya como combatiente del Ejército Rebelde, surgido de los expedicionarios del yate Granma, recibió su bautismo de fuego en Alegría de Pío, el 5 de diciembre del 56.
Con posterioridad, en el combate de El Uvero, el de la mayoría de edad del pequeño grupo guerrillero comandado por Fidel y con los grados de teniente, Camilo comienza a ascender por su desempeño hasta llegar a capitán.
En 1957, se crea otra columna guerrillera: la número 4, hija de la columna madre José Martí, al frente de la cual está el argentino-cubano Ernesto Che Guevara.
Cienfuegos cumple función de jefe de la vanguardia y en el seno de la lucha armada, pese a sus caracteres y diferentes orígenes, surge una amistad muy sólida entre él y el Che.
De los combates de Bueycito, El Hombrito y Pino del Agua, emerge el mito del “Señor de la Vanguardia”.
En marzo de 1958, expandió las acciones más allá de la Sierra Maestra y ejecuta con éxito operaciones en los llanos del Cauto, en las cuales hostigó las comunicaciones enemigas y llegó hasta la ciudad de Bayamo, donde enfrentó a fuerzas superiores del ejército batistiano en el combate de La Estrella. Fidel lo nombra Comandante.
Unos meses después, en agosto, Camilo asume la dirección de la columna invasora número 2 “Antonio Maceo” que, con 92 combatientes (sólo 82 armados), partió de la Sierra Maestra hacia el Occidente de Cuba, en coordinación con la columna número 8 “Ciro Redondo” al mando de Ernesto Che Guevara.
El 21 de diciembre del propio 58 la vanguardia de Cienfuegos, conducida por el comandante Félix Torres y el capitán William Gálvez inició el cerco sobre el cuartel y la localidad de Yaguajay.
Tras capturar Zulueta, en la noche del 22, el Señor de la Vanguardia se sumó al cerco con el resto de sus tropas y reunió unos 200 hombres que derrotaron a la guarnición del ejército de 350 militares; una batalla que se extendió hasta el 31 de diciembre y dio un golpe decisivo a las fuerzas batistianas.
Por su desempeño se ganó el sobrenombre de “El Héroe de Yaguajay”.
Al triunfo de la Revolución cubana, formó parte del alto mando del Ejército Revolucionario como su jefe supremo. Combatió contra los levantamientos contrarrevolucionarios y participó también en las medidas de la Reforma Agraria.
Su última tarea consistió en sofocar una conspiración contrarrevolucionaria en Camagüey, la cual desactivó, y después abordó el Cessna 310, que desapareció en su trayectoria hacia La Habana.
