De acuerdo con lo establecido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la familia es el pilar natural y fundamental de cada sociedad, por lo tanto tiene pleno derecho a la protección por parte del Estado. En Cuba, al privilegio que resulta de ser madre, se unen las muchísimas normas jurídicas garantes de un proceso de gestación y posterior maternidad feliz y seguro.
La Mayor de las Antillas marcha a la vanguardia en América Latina en el cuidado prenatal y perinatal, y la salud de las madres. Nadie ignora que la política de la Revolución socialista va encaminada a proteger a los sectores de mayor riesgo y a la vista del mundo quedan los datos en las diferentes tasas de mortalidad como la infantil, actualmente menor de cinco por cada mil nacidos vivos.
Instaurado en los primeros años de la Revolución, el Programa Materno Infantil se extiende en cada rincón del territorio nacional sin importar que sea de difícil acceso.
A cada mujer durante el embarazo se le realizan gratuitamente numerosas consultas y exámenes de diagnóstico para evitar que sus hijos padezcan enfermedades graves o malformaciones congénitas, con lo que se logra que disfruten de buena salud.
Igualmente a cada niño que nace no solo se le vacuna contra las 13 enfermedades que ya no son un problema de salud en el archipiélago, sino que se le aplican además pruebas para detectar otras seis.
Entre las otras aristas del programa se encuentra el Hogar Materno, que acoge a la gestante con dificultades durante el embarazo y brinda tratamiento personalizado, previendo siempre las complicaciones que pongan en peligro ambas vidas.
José Juan Ortiz, quien fuera representante de la UNICEF en Cuba, en declaraciones para la cadena Telesur expresó: “Creemos que una de las bases de la buena salud materno infantil que hay en Cuba es, precisamente, la creación de los hogares maternos para que cualquier mujer que en el período de embarazo tenga el más mínimo problema, sea inmediatamente asistida.”
Sobre este particular, a nivel mundial, la realidad es un poco más cruda. Según datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud en un informe a finales de 2015, unas 800 madres y 18.000 menores de cinco años de edad mueren diariamente en el mundo por causas que podrían prevenirse.
Cuba aparece en el puesto 33 entre 176 naciones, primera en Latinoamérica y los países en vías de desarrollo, por delante de Argentina 36, Costa Rica 41, México 49 y Chile 51.
También en el sistema penitenciario cubano se respeta el derecho de la mujer a la maternidad y a recibir los beneficios de los programas existentes en la sociedad.
Cuando las reclusas deciden ser madres entran en un esquema liderado por el gineco-obstetra que incluye una alimentación especial, consultas sistemáticas y ejercicios para garantizar el éxito del parto. Las madres tienen a sus hijos todo el tiempo durante el primer año de vida.
Por otra parte, en cada uno de los municipios cubanos existen las consultas de infertilidad incluidas en la atención primaria. Un segundo nivel se alcanza con los Centros de Reproducción Asistida de Baja Tecnología en todas las provincias como parte del Programa Nacional de atención a la pareja infértil, en los cuales funciona un equipo multidisciplinario con especialistas en ginecobstetricia,
endocrinología, urología, técnicos de laboratorio y enfermería.
Para las situaciones más complejas se desarrollan los Centros de Reproducción Asistida de alta tecnología en la capital y ya extendida a otras provincias.
De alta tecnología hay dos en la zona occidental: el hospital Hermanos Amejeiras y el González Coro, en el centro del país hay uno en Cienfuegos, en el Gustavo Aldereguía y el otro está en Holguín.
Recientemente fue inaugurado uno en Mayabeque que aunque de baja tecnología ya empieza a cumplir el sueño de muchas parejas, durante años declaradas como infértiles.
Ser madre en Cuba es un privilegio y día a día se pone por obra la frase martiana: “Toda la Patria está en la mujer.”