En una edad en la que las decisiones a menudo rondan la levedad de los impulsos, Sarahi Dayana Machado Álvarez, con solo 16 abriles, cuenta con los pies sobre la tierra cuando se trata de luchar por sus sueños, aunque estos habiten a más de tres mil metros de altitud.
Desde pequeña Sarahi encontró en el cielo un atractivo sin igual, luego los cauces de la vida la llevaron a percibir la adrenalina de un salto al vacío en paracaídas, lo cual representa un reto físico y también una muestra de valentía.
La grandeza humana de esta tunera se percibe con solo mirarla y lo reafirma su voluntariedad para con la Cruz Roja, dispuesta a ayudar a los más urgidos cuando los desastres transforman la realidad del horizonte.
De asegurar la llegada a suelo de los demás, asumió la osadía e insistencia de gestionar su propia historia, luego de cumplir con el curso de habilitación y adquirir conocimientos de los más avezados.
En su momento algunos cuestionaron las pasiones de Machado Álvarez como caprichos de juventud, sin embargo, ella enfrenta cada uno de los desafíos a sabiendas de los riesgos de la práctica de un deporte así, por lo que la superación personal constituye una tarea de todos los días.
Ajena a señales de miedo, Sarahi reconoce que al ubicarse al borde: “solo me digo voy para afuera y lo demás fluye”, en un recordatorio de cuán lejos puede llegar gracias al empeño de mirar el mundo desde las alturas.
Con similar seguridad en sus palabras, como la que siente una vez en el avión, admite disfrutar de cada segundo en el aire hasta el fin del descenso, en el que repasa lo realizado con la ambición de mejorar en la próxima aventura.
En la actualidad acumula tres saltos y proyecta una cuantía ilimitada, pues admite encontrarse consigo misma mientras un paracaídas la hace volar.
Sarahi extiende alas de coraje pese a su corta edad y brinda el mensaje de quien combate imposibles.