Científico de rostro afable y hablar pausado, Adolfo Noa Monzón, muestra en su conversación el entrenamiento de una larga práctica del magisterio, mientras el brillo de sus ojos delata una irresistible pasión por la Botánica, ciencia a la que ha dedicado su vida.
La sed de conocimientos sobre las características, propiedades y relaciones de los vegetales y sus procesos vitales, atrajeron siempre al poblador de Santa Clara, a quien le resulta muy difícil elegir entre la docencia y la investigación.
Una evocación hacia la juventud, llevó al Doctor en Ciencias Biológicas, a los momentos de su incorporación al primer Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, ante el llamado de la Revolución por la necesidad de maestros.
De entonces a la fecha, lleva 39 años de educador y 35 en las Investigaciones; con ese historial se siente satisfecho de su condición de formador, y con orgullo destaca a varios de sus alumnos, quienes ahora le acompañan en la hermosa tarea de proteger y examinar la vida de la flora.
De docente, directivo y creador de un herbario en la casa de altos estudios pedagógicos, pasó a director del Jardín Botánico de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), en el 2003, cuando fue reclamado para la restauración del sitio, muy afectado por la crisis económica de fines del siglo último.
Profesor e investigador, aún labora en el hermoso espacio dedicado al cultivo de vegetación para su examen, perteneciente a la institución de la educación superior en Villa Clara, donde se realizó un importante trabajo para la recuperación de colecciones vivas.
Con satisfacción refiere el valor patrimonial del herbario existente en el Jardín Botánico de la UCLV, el tercero de Cuba y con plantas herborizadas desde finales del siglo XIX hasta la fecha.
Estudios florísticos en las serpentinitas de Santa Clara y temáticos en la cayería norte de Villa Clara, precedente al desarrollo turístico y taxonómicos para la flora de la República de Cuba, figuran en su quehacer .
A Noa le adorna una alta dosis de modestia que le permite asegurar como los jóvenes de hoy están más preparados que su generación a esa misma edad, mientras para conocer del Premio Provincial de Medio Ambiente 2017 y otros lauros, fue preciso hurgar en otras fuentes.
Cuando no está junto a sus plantas le gusta pasar el tiempo en familia, junto a la esposa y los dos hijos, uno graduado en agricultura tropical sostenible y la hija, ingeniera química, quienes de alguna manera se acercaron a la pasión del padre.
Al Doctor Alfredo Noa aún le restan muchos sueños, entre ellos, la apertura al público del Jardín Botánico de la UCLV como una oportunidad de extender conocimientos y cuidados a las plantas, ampliar su huella en sucesivas generaciones de educandos y proseguir el apoyo a la ciencia.