Muelle Real de Cienfuegos, entre historia y prácticas culturales

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Dayarys García Chirino| Foto Modesto Gutiérrez Cabo| AIN
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20 Octubre 2015

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Identificado en la actualidad como un espacio para la confluencia de prácticas sociales y culturales, el Muelle Real de la urbe principal de la Perla del Sur atestigua no pocos acontecimientos que marcan el devenir histórico del enclave marinero.

La primera versión del singular desembarcadero data de 1851, cuando se construyó frente a la aduana el muelle de la Real Hacienda, precisa un estudio de Mery Berta Pérez, jefa del Departamento de Investigaciones Históricas Aplicadas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC).

El también conocido como Muelle Circular, por su forma redonda, fue concluido cinco años después, en 1856, y estuvo la obra a cargo del ingeniero Manuel Muñoz, quien se ocupó de la formación del presupuesto del atracadero y tinglado.

Para finales del siglo XIX, la estructura había sufrido significativo deterioro, por lo que en 1952 se levantó uno de hormigón armado, rectangular, con escalerilla para abordar y luminarias de hierro fundido, según apunta en su indagación la historiadora.

La calle La Mar, debido a su proximidad a la bahía, constituyó por antonomasia la arteria ideal para la construcción de muelles y almacenes. Un ejemplo de la vida comercial y marítima de la zona es el hecho de que en 1887 se contaban ya con 21 de estas instalaciones, asegura Pérez.

Sin dudas, el Muelle Real deviene uno de los más emblemáticos que ha llegado hasta nuestros días, con incontables anécdotas tejidas en su entorno y preferido por muchos escritores y cantautores para regalar hermosos cantos a este terruño del centro-sur cubano, como la Luna Cienfueguera, de José Ramón Muñiz.    

De la salida clandestina de Julio Antonio Mella por esta área en 1926, también dan cuenta los investigadores Adys Cupull y Froilán González, estudiosos de la figura del líder estudiantil, acogido en Cienfuegos por el doctor Gustavo Aldereguía Lima.

Como parte de la reanimación del centro histórico local, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad  en 2005, la OCCC añadió hace poco tiempo nuevos valores de uso al espacio citadino, vinculado a la promoción de artistas locales y de visita en la provincia.

Una pequeña plaza sirve para la presentación del cuarteto de saxofones LatinSax, el grupo de Teatro Los Elementos, la compañía flamenca de Joel Zamora e Ingrid Rodríguez y su grupo Trova Jazz, entre otras propuestas, que tienen el propósito de ofrecer opciones de recreación sana, sobre todo para los más jóvenes.

Desde el muelle, tomando por el Corredor de Santa Isabel se llega, además, al núcleo fundacional de la otrora villa Fernandina de Jagua, o viceversa, un recorrido que prefieren realizar algunos habitantes y turistas para deleitarse con la brisa marina, degustar una piña colada o tirar sus anzuelos en la rada.

Un sitio este que ahora agrega, a su trascendencia arquitectónica, histórica y patrimonial, una dimensión para la preservación de la identidad y la cultura cubanas, enriquecidas con los aportes de la comunidad.