“Entrada al doblar”, indica un cartel en la vivienda 29 mil 001 de la calle de Manzano, donde los moradores trasladaron el acceso principal a su recinto por la rebeldía del Sabicú, río fantasma que despierta en la urbe de Matanzas cuando las lluvias torrenciales lo invocan.
San Juan y Yumurí son nombres comunes para quienes ahora transitan la ciudad fundada el 12 de octubre de 1693 al este de La Habana, pero pocos conocen que, con trayecto en diagonal entre los renombrados ríos fluyó hace siglos otra corriente con nombre de estirpe aborigen.
En su libro El alma de la Ciudad, el historiador Ercilio Vento Canosa explica que desde el propio año 1693, cuando se trazó el primer plano de la entonces recién fundada San Carlos y San Severino de Matanzas, aparece reflejado el Sabicú, que se abría paso en la caliza rocosa.
“…el tramo circundado por los tres cauces fluviales y con el mar por el frente era, con toda propiedad, una isla que hoy existiría para darle a Matanzas una condición urbana única entre todas las ciudades del país, una especie de símil diminuto y tropical de Venecia, y que habría añadido tantos puentes como calles cortaba a su paso la hoy desaparecida corriente.” afirma el doctor Vento Canosa.
Desde el actual puente Sánchez Figueras hacia la desembocadura del Yumurí, se encontraba el brazo fluvial de corto recorrido que fue cegado en un momento posterior al inicio del siglo XIX, suceso del cual no existe constancia documental.
Según el doctor Ercilio, el método seguido para cercenar la corriente pudo ser el de arrojarle grandes piedras y tierra hasta disminuir su magnitud, no necesariamente en todo su curso, sino justo allí donde se apartaba del San Juan.
Dos de Mayo, Milanés, Manzaneda, Contreras, Zaragoza, Manzano, Santa Teresa, Daoiz, Ayuntamiento, Velarde, Jovellanos y Salamanca, constituyen las arterias que aproximadamente correspondieron al trayecto del Sabicú, avenidas donde el nivel del agua sube con facilidad cuando llueve.
Desde los nueve años de edad reside Andrea Pérez González entre Dos de Mayo y Manzaneda; ahora que suma casi ocho décadas vividas, recuerda que en una ocasión no fueron pocas las peripecias sufridas por operarios que encontraron un manantial activo bajo el pavimento, en la esquina de Dos de Mayo y Río.
Parece que el Sabicú se resiste a perecer por completo, y se rebela cuando nubes negras descargan sobre Matanzas, y molesto provoca que las aguas aneguen las calles e invadan las viviendas; y doblega a vecinos como los de Manzano 29 mil 001, donde la entrada al domicilio se ubica ahora al doblar de la original.
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