El principio del fin de la dictadura de Gerardo Machado y Morales comenzó con la primera huelga general del 20 de marzo de 1930, organizada y dirigida por el Partido Comunista de Cuba (PCC) y la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), bajo la conducción del dirigente comunista Rubén Martínez Villena.
Las condiciones estaban creadas para esa etapa superior con la fundación del Primer Partido Comunista, en agosto de 1925, y de la CNOC, ese mismo año, por lo que esta vez a diferencia de eventos similares, la huelga tuvo un carácter político, guiado por la estrategia del PCC, pensada en gran parte por Villena para llevar al movimiento obrero a otras fases con la mira en la derrota de la dictadura pro imperialista.
Las consignas y objetivos de esta huelga movilizaron a más de 200 mil trabajadores y empleados, paralizaron prácticamente al país y denunciaron el entreguismo del régimen al imperialismo norteamericano y la explotación de los obreros, y aunque las acciones conciliadas no pudieron alcanzar todos sus propósitos, sus experiencias aportaron lecciones importantes a los revolucionarios para batallas futuras.
Durante esa jornada el dictador y sus aparatos represivos se mostraron incapaces de cumplir con la promesa dada por el primero a los intereses norteños y a la reacción nacional de que bajo su gobierno ninguna huelga duraría más 15 minutos.
En 1930 el régimen entraba en su quinto año y Machado pretendía mantenerse en el poder por otro mandato gracias a los cambios amañados que introdujo en la Constitución con la llamada “prórroga de poderes”, maniobra politiquera que levantaría el rechazo de casi todos los sectores de la sociedad cubana, incluyendo partidos tradicionales burgueses.
Además, los asesinatos y la represión alcanzaron no solo a las fuerzas de izquierda, sino que se extendieron también a personalidades de la política y la sociedad opuestos a sus planes, como ocurrió con el crimen del general Francisco Peraza, veterano de la guerra de independencia y quien se alzó contra el gobierno, y del periodista Armando André, comandante mambí que lo criticaba.
Durante el decisivo año de 1930, además, los alumnos de la Universidad de La Habana, bajo la dirección de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) e inspirados en el legado de Julio Antonio Mella -asesinado en 1929-, escenificaron la histórica jornada de protesta revolucionaria en las calles habaneras el 30 de septiembre.
Ese día sería ultimado por la policía el estudiante Rafael Trejo, quien se convertiría en bandera de lucha del movimiento revolucionario que se sumaría a otra huelga general, la definitiva de 1933, nuevamente esta vez con la dirección del Partido Comunista y Rubén Martínez Villena hasta la derrota de la dictadura en agosto de ese propio año.
Jorge Wejebe Cobo| Foto de Archivo
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20 Marzo 2016
20 Marzo 2016
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