Un río identifica a la ciudad de Guantánamo, a la cual denominan Villa del Guaso, en su honor. Santa Catalina del Saltadero del Guaso: así la conocen en 1827, cuando la fundan a orillas de esa corriente fluvial.
Y su nombre, ¿quiere decir otra cosa que “Tierra de Ríos”, “Tierra entre ríos” o Río de la Tierra, si se descompone hasta las últimas consecuencias sintácticas el vocablo aborigen?
A espalda de esos torrentes, nada se puede hacer, salvo presas, derivadoras y pequeñas centrales hidroeléctricas. Para que sean útiles, algunas de esas obras benefician a la población, como el embalse La Esperanza (hoy “Faustino Pérez”), encargado de regular las avenidas del Guaso, como las de mayo y noviembre de 1993 y 1994, responsables de cuantiosos daños.
A la “colonia” de Cumberland la fundaron los ingleses en 1741, cerca de la bahía de Guantánamo, en una desembocadura, ¿y quién las tiene sino los ríos?
Están los útiles: Guaso, Guantánamo, Jaibo, que separan barriadas, fertilizan tierras o sirven de fuente de abasto, y de su belleza contagian a hermosas campiñas.
Hay nombres asociados a esos torrentes: La Ninfa, donde el Guaso nace, y Confluentes, al sur de la capital del Alto Oriente, donde aquél y el Bano se unen para ir a juntos a la mar, que es el morir de los ríos, como dice el poeta español Jorge Manrique en sus Coplas.
Desde La Maya, en Santiago de Cuba, desciende, contra lo pensado, el que no ostenta el apelativo de la Cuna de la Revolución, sino el de la provincia más oriental y junto a la egregia corriente fluvial ya mencionada, conforma la cuenca hidrográfica Guantánamo - Guaso, una de las 10 cuyos valores el país se empeña en conservar.
El propio Guaso, el referido Bano y el Jaibo, por citar algunos, desaguan en la bahía, pero el Yateras se “suicida” sin trámites en el mar puro, en la jurisdicción de San Antonio del Sur.
Todos fluyen del centro al norte y del centro al sur, excepto el “Maya”, cuyo deslizarse ocurre en el municipio cubano más oriental- Maisí-, y en un prurito de originalidad desfila por su cauce en el sentido de los meridianos de la Isla.
En el “Miel”, de Baracoa, por ejemplo, la transparencia culpable de sus aguas y las blancas arenas elevan a la categoría de rito diario el lavado fluvial de la ropa, y con cierta frecuencia es escenario de la extracción furtiva de sus blancas arenas, en franca desobediencia de lo estipulado en la Tarea Vida.
Así se denomina el Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático en Cuba, refrendado por el Consejo de Ministros en abril de 2017.
El “Toa” y sus 71 afluentes conforman otro importante reservorio hidrográfico de interés nacional en el Alto Oriente: su escurrimiento o gasto es tres veces superior al del “Cauto” (el de mayor longitud en el archipiélago) y el área que irriga atesora la mayor biodiversidad del Caribe Insular y se considera, junto a los huracanes que la azotan, su "fábrica" de agua por excelencia.
A escasa distancia del Amazonas Cubano, corre el “Duaba”, fuente de abasto principal de la Primogénita de nuestras villas y ciudades, el cual en alianza con el primero conforma el mayor caudal hidroenergético y sería capaz de garantizar la electricidad de la cercana región industrial de Moa, en la provincia de Holguín.