“Su casa tiene las puertas abiertas para quien necesite hacerle una consulta médica, no importa la hora ni si acaba de llegar de una guardia, siempre está dispuesto a ayudar”, expresó con cariño Yeleny González, vecina del doctor Gelasio Martínez.
Gelasio es uno de los tantos médicos que vive en el barrio Las Delicias, del municipio habanero de Arroyo Naranjo; sin embargo, para los residentes de la zona él es “el doctor”, a quien se acude en busca de un consejo acertado o para que realice un diagnóstico a priori de un bebé recién nacido, o de un anciano encamado.
Siempre alegre y jaranero, paciente, atento, esa es la opinión que de este especialista tiene la mayoría de sus vecinos.
Con 30 años de experiencia en el sector de la Salud Pública, actualmente trabaja en el policlínico del Consejo Popular de Mantilla, pero su permanencia tiempo atrás en la posta médica de la zona conocida por El Lucero fue lo que más lo acercó a su gente.
“Recuerdo que hace aproximadamente 20 años a mi hijo lo operaron de Divertículo de Meckel y no hubo un día en que Gelasio, en ese entonces el médico de la familia, no acudiera al hospital para acompañarnos y seguir de cerca el tratamiento del niño. Nunca nos dejó solos, sabíamos que ante cualquier eventualidad, podíamos contar con él”, rememoró Odalis Fuster.
Santiaguero de pura cepa y proveniente de una familia humilde, optó por estudiar Medicina y a través de su trayectoria profesional ha cumplido misión internacionalista en países de América Latina como Venezuela y Nicaragua.
“Me encanta que la gente venga a consultarme sobre cualquier asunto porque cuando se es médico, uno tiene que vivir con ello las 24 horas del día; se vive para servir, expresó el doctor Martínez.
Gelasio es, sin lugar a dudas, un hombre consagrado con su profesión y el amor por la vida; un ejemplo palpable de la calidad humana de los médicos cubanos, a quienes no hace falta felicitarlos solo el tres de diciembre, Día de la Medicina Latinoamericana, sino en cualquier fecha del almanaque, a fin de cuentas la consagración es permanente.