El tatuaje: ¿moda o arte?

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Lisdanys Alfonso Rivas, estudiante| Foto: Archivo/ACN
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20 Julio 2016

Galería La Marca, en La Habana Vieja, Cuba. Foto: Archivo/ACN

La modificación corporal ha evolucionado prácticamente con la propia historia del hombre como un agente determinante en el proceso de desarrollo de múltiples sectores poblacionales alrededor del mundo.

El científico inglés Charles Darwin expresó: “No se puede nombrar ni un solo gran país, desde las regiones polares del norte hasta Nueva Zelanda en el sur, en el que los aborígenes no se hicieran tatuajes”.

Sin embargo, lo que antes era considerado un arte de valentía o madurez por parte de personas involucradas con los rituales, la contemporaneidad lo describe  como un submundo oculto donde los presos toman partido para diferenciarse de la sociedad en señal de rebeldía.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los tatuajes constituyeron una medida de tortura utilizada por los fascistas para castigar y humillar a los judíos, cuyas creencias prohibían las marcas en el cuerpo.

Tal vez, todos los antecedentes explican el motivo de la intolerancia por las sociedades modernas a la hora de asimilar tal cultura, o si realmente emplean dicho término para catalogarla por su semántica o referirse despectivamente a ella desde una superficial indiferencia.

No es menos cierto cuán influyente resulta la ignorancia en  las edades tempranas para la comprensión real de tradiciones que devienen y se transforman  con la cotidianidad;  así como la manera en que la juventud confunde usanza y destreza artística a la vez.

El tatuaje constituye una de las pocas tendencias que conserva su autenticidad por mantenerse en constante movimiento y enriquecerse con nuevos bríos que exacerban el gusto estético y la búsqueda de cambios y estilos exóticos.

La verdadera magia radica en su simbolismo y en diversas ocasiones se ignora tal aspecto, por lo que la mayoría de los aficionados comete el error de elegir una marca en la piel que perdurará toda la vida por desconocimiento, desinterés o tal vez simple apasionamiento exhibicionista.

El excentricismo de este arte surge por  trascender a través de épocas y religiones en las que ha establecido un vínculo entre pasado-presente-futuro,  donde antigüedad y modernidad colisionan sin alterar su vigencia respecto a las banales manías aplicadas y abandonadas por caducidad.

Malas interpretaciones respecto al tema suceden por la influencia de prejuicios sociales que actúan como estorbos de retroceso en la realidad naciente, sin embargo, si tal costumbre se acogiera desde una perspectiva idiosincrática fuera más fácil entender porqué el tatuaje no pasa de moda.