A las 10 de la noche comienza el espectáculo. Es todos los jueves en la Casa de la Trova Patricio Ballagas, una mansión del siglo XVIII frente al parque Agramonte, antigua plaza de Armas, y centro del sector de la ciudad de Camagüey declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Él se sienta en un taburete, canta y toca las claves, y en medio de sus compañeros de los Soneros de Camacho, una orquesta fundada en 1936 y la cual dirige desde 1983, vuelve a gozar en el escenario de su vida entregada por tanto tiempo al arte, y de sus 90 años, el primero de junio.
En el ámbito profesional tiene un récord en Cuba: es el más longevo de los cantantes soneros profesionales.
Lo inscribieron como Enrique José Fortunato Álvarez, pero lo llaman Nené, y es un hombre grueso, de tez negra, andar pausado, jocosidad criolla y flema de lord inglés.
Nació en la urbe agramontina, desde los 10 años de edad se abrazó a la música y ya no puede desprenderse de ella.
Ni siquiera con la muerte, porque cree, con vehemencia, en la otra vida después del deceso, tras el cual seguirá prendido al son.
Es fundador de una nutrida familia de músicos, entre los cuales figuran sus hijos Adalberto y Enrique, también líderes orquestales, y quienes le provocan tantas sensaciones placenteras inabarcables en su corazón.
Nené Álvarez se inició en el mundo de las sonoridades con el clarinete, y en la adolescencia fundó la agrupación Avance Juvenil, donde era el de menor edad, y en la cual imprimió un lema suyo: Sin música la vida sería un error.
Después estuvo en diversos colectivos, como Los Agramontinos, Septeto 1920 y Maravillas de Florida.
Hace mucho tiempo abandonó el clarinete, y en la actualidad deja su voz y el toque de claves en Soneros de Camacho, creado en 1936, el que encabeza desde 1983, y es uno de los conjuntos más antiguos existentes en Cuba.
Le gusta la buena música, pero ninguna como el son, el cual según su criterio lleva muy adentro el alma de Cuba.
Sencillo y bromista, quiere que lo recuerden como un hombre bueno y humanitario.
A las 10 de la noche comienza el espectáculo. Es todos los jueves en la Casa de la Trova Patricio Ballagas, donde “Nené” Álvarez le ofrece al público sus irrevocables pasiones soneras, las pasiones de un intérprete que aún después del último suspiro seguirá cantándole a Cuba con el son entero.
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