El día que Fidel “celebró” su cumpleaños en tierras espirituanas

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Israel Hernández Álvarez
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11 Agosto 2016

fidel-entre-nosotros.jpgEl movimiento insurreccional tomaba cada día más auge en Cuba durante 1958, mientras el gobierno de Estados Unidos quería sustituir al presidente del archipiélago, Fulgencio Batista,  porque a este le era imposible controlar la situación revolucionaria; pero a la vez estaba empeñado en impedir el triunfo del Ejército Rebelde, el que en las montañas y en las ciudades era liderado por el joven abogado Fidel Castro.
  La jefatura del denominado II Frente Nacional del Escambray podía ser una buena aliada para evitar la victoria de los hombres de Fidel, por su desavenencia con el resto de las organizaciones que operaban en el macizo Guamuhaya.
  Varios planes de la Agencia Central de Inteligencia se fraguaron entonces con jefes del II Frente, y a pesar de ello el primero de enero de 1959 el Movimiento 26 de Julio derrocó a la dictadura batistiana; pero el imperialismo inconforme continuaba sus acciones encubiertas.
  El dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, se prestó para protagonizar una conspiración en contra de la naciente Revolución cubana, que contó con el consentimiento de emigrados contrarrevolucionarios de la Mayor de Las Antillas, de militares del antiguo régimen y elementos del II Frente.
  En la tarde del 12 de agosto del 59 llegó Fidel a la ciudad de Trinidad, sitio escogido para la invasión mercenaria, y lo hizo acompañado del Comandante Camilo Cienfuegos, de la Heroína de la Sierra, Celia Sánchez Manduley,  y de otros oficiales para derrotar el complot.
  Cerca de la pista de aterrizaje del aeropuerto trinitario, el máximo líder instaló el puesto de mando para dirigir las acciones. Una vez más se ponía a prueba su capacidad táctica y estratégica.
  fidel-invasion.jpgResultó tan perfecta la estratagema que esta pasó inadvertida ante la inspección in situ realizada el 12 de agosto por el sacerdote Ricardo Velazco Ordóñez, enviado personal de Trujillo, quien viajó expresamente en un avión para observar la situación.
  Las comunicaciones radiales con Ciudad Trujillo tenían como fondo el ruido de las explosiones y los disparos de un ficticio combate que se desarrollaba en las inmediaciones de la referida terminal aérea del centro-sur cubano.
  En una reflexión del Comandante en Jefe, publicada el cuatro de julio de 2008, él escribió: “Una compañía rebelde disfrazada de campesinos gritaba en la pista aérea: ¡Viva Trujillo! ¡Abajo Fidel!”.
    El 13 de agosto un avión C-47, procedente de

Santo Domingo y colmado de armamento, fue capturado en el aeropuerto de la otrora villa de la Santísima Trinidad. Los 11 mercenarios que viajaban en la aeronave fueron detenidos y juzgados, por lo que cumplieron sanciones privativas de libertad.
  En esa operación ocurrió un intercambio de disparos entre las fuerzas del Ejército Rebelde y los recién llegados, que tuvo como saldo heridos de ambas partes y la pérdida de los combatientes revolucionarios Frank Hidalgo Gato, Eliope Manuel Paz Alonso y Oscar Reytor Fajardo.
 

Fidel escribió muchos años después de aquella maniobra: “Ese 13 de agosto de 1959 cumplía yo 33 años de edad, estaba en la plenitud de la vida y de las facultades físicas y mentales. Se trataba de una importante victoria revolucionaria, pero a la vez una señal de los tiempos que vendrían y un triste obsequio que me hizo Rafael Leónidas Trujillo el día de mi onomástico (…)”.
  La genialidad del Comandante en Jefe dio al traste con aquel intento de invasión a Cuba, el primero después del triunfo de la Revolución, cuyos resultados fueron la ocupación de los pertrechos de guerra enviados y la neutralización de los mercenarios batistianos y trujillistas que intervinieron en el desembarco aéreo.