Gibara es sinónimo de mar, de quietud, de gente sencilla y de cine. Conocer sus encantos, sus historias y sus costumbres es un privilegio para quienes visitan la Villa Blanca de los cangrejos.
Ubicada en la costa norte de la oriental provincia de Holguín, esta localidad de pescadores, con rica tradición cultural, histórica y patrimonial, cuenta ya con dos siglos de existencia, celebrados en enero de este año 2017.
Cuentan los historiadores que cuando el gran almirante Cristóbal Colón ancló sus naves en la bahía, bautizó como Silla la mayor elevación que rodea la ciudad, debido a su semejanza con una montura o silla para montar caballo.
Actualmente, Gibara como municipio posee una base agrícola que se extiende por varios asentamientos y Consejos Populares, aunque la ciudad costera se distingue por la actividad pesquera.
Sobresale además por sus dos parques eólicos para la producción de energía eléctrica a partir de fuentes no contaminantes y por el desarrollo del turismo de naturaleza y de ciudad por su excelente arquitectura patrimonial.
Entre los valores culturales que atesora la urbe se encuentra el Centro Histórico Urbano, el cual recibió, en el año 2004, la declaración de Monumento Nacional y ha sido propuesto como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Pero en los últimos años Gibara es conocida además, por un acontecimiento del cual su pueblo es protagonista. El Festival Internacional de Cine Pobre catapultó la pasión por el séptimo arte a una ciudad que se transforma cada mes de abril.
La impronta del realizador Humberto Solás caló muy hondo en los gibareños. Organizar un evento cinematográfico en una urbe distante del bullicio citadino, a unos 780 kilómetros de La Habana, era para muchos una utopía.
Pero Solás confió en Gibara y en su gente. Ese mismo pueblo que fue testigo de varias aventuras por sus calles cuando rodaba filmes como Miel para Oshún, ahora mantiene su legado.
En este mes de abril, nuevamente Gibara abrió sus brazos a los cinéfilos llegados desde varios puntos de la geografía cubana.
España y la rica historia de su cine son los agasajados de manera especial. Desde la península ibérica llegaron íconos del celuloide como Imanol Arias para acercarnos a la interesante obra del séptimo arte de la madre patria.
La estrella de cine y productor de Hollywood Benicio del Toro, acompaña esta vez a los organizadores y a los protagonistas de una historia.
El artista puertorriqueño comparte sus experiencias con jóvenes estudiantes holguineros y es un huésped ilustre para sus colegas.
Gibara se convirtió en una gran sala de proyecciones, donde el cine tiene la palabra y los pobladores de la encantadora ciudad comparten el plató en calles, plazas y parques.
Leonardo Pupo Pupo | Foto Internet
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22 Abril 2017
22 Abril 2017
hace 8 años