Cuando tenía 11 años y recién terminaba mi sexto grado, mi madre decidió presentarme a las pruebas de aptitud para entrar a la Escuela Elemental de Arte de Cienfuegos. Yo quería ser bailarina, y ella, dedicada toda su vida a esta labor, depositó en mí muchos de sus sueños y también, horas y horas de dedicación.
Un año después entré a un tabloncillo por primera vez, y allí conocí a Yosmell y Rosario, dos de los bailarines que más he admirado en mi vida por su entrega a un arte difícil, sacrificado y lleno de renuncias.
Ellos, hijos de obreros, humildes, con muchísimo talento y el deseo de bailar para Cuba y el mundo. Ellos, con apellidos comunes, sin ascendencia reconocida y amparados únicamente en la voluntad de crecer y volar.
Hace un tiempo los volví a encontrar, 14 años después. Yosmell baila para una gran compañía en Hungría y fue, durante casi una década, figura principal de Danza Contemporánea de Cuba. Rosario, más conocida como Charito, lleva hoy una de las compañías más prestigiosas y jóvenes de la Isla, Havana Queens.
Los dos, me recuerdan siempre esa historia del gran Carlos Acosta, que como dice mi madre, pasó de ser el hijo modesto y mulato de un camionero, para convertirse en uno de los mejores bailarines de ballet clásico del mundo.
Una arteria, una vía para la cultura
“El primer hecho cultural de la Revolución Cubana fue la Campaña de Alfabetización en 1961; un emprendimiento para hacer partícipe al hombre de la realidad que se estaba desarrollando y para que pudiera entenderla a cabalidad” aseguró Kenelma Carvajal Pérez, viceministra de Cultura, a solo unos días de terminar el 2015 y haciendo un recuento de los beneficios y fortalezas que acarreó el Triunfo Revolucionario de 1959 para el arte en la Isla.
Las historias del principio resultan ejemplos, evidencias de todo lo corroborado en un intercambio con esta profesora, que en la actualidad se encarga de supervisar el sistema de enseñanza artística en la Mayor de las Antillas, nicho y fragua de miles de artistas y profesionales de las diversas manifestaciones.
“En principio este es un pueblo que tiene potencialidades para participar de manera activa en la vida cultural del país. Pienso en los miles de jóvenes que han tenido la oportunidad de formarse –con las condiciones que la Revolución creó para ellos- y me parece que cuando se habla de aporte fundamental, debemos recalcar que si hoy podemos ofrecer a la población un arte de calidad, de excelencia, una propuesta inteligente, es gracias a la enseñanza artística”, añade Carvajal.
Desde el año 1970 hasta el día de hoy, la red de centros de formación cultural en Cuba ha graduado cerca de 22 mil estudiantes en los niveles elemental y medio, cifra que constata la fortísima intención de nuestro Gobierno por potenciar el estudio de las artes desde una perspectiva integral y sin costo alguno.
“El cimiento de la enseñanza artística se marca con el origen de la Escuela Nacional de Arte en 1962, y desde ese momento hasta la actualidad, en el país se ha ido creando una red con varios centros que hoy resultan en 36 academias o escuelas para el estudio de estas materias especiales. Recientemente, a partir de la implementación de la política aprobada en el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba y en consecuencia con el Lineamiento 164 de dicha política, iniciamos una reestructuración en cada territorio, teniendo en cuenta las necesidades de cada región y el programa de desarrollo para la cultura en las zonas”, confirmó la entrevistada.
En este sentido, resulta de vital importancia los procesos de captación, momentos que la viceministra calificó de vitales para la conformación de aulas llenas de alumnos con aptitudes reales, que respondan a lo reclamado por su lugar de residencia.
“Nosotros queremos graduar estudiantes comprometidos con el arte, capaces de entender los procesos culturales e integrarse a ellos con valores, con conocimientos de la historia que los rodea, y en ese camino hemos trabado este año con los casi tres mil profesores que integran el claustro”, puntualizó.
Asimismo, desmitificó la creencia popular de que solo los hijos de artistas pueden acceder a estas escuelas con requisitos y perfiles para las diversas manifestaciones del arte.
“El Ministerio de Cultura y el Centro Nacional de Escuelas de Arte han trabajado en conjunto para que aumente la accesibilidad de los jóvenes a este sistema. Lo que está reglamentado es que se haga un proceso de captación que permita el acceso de toda la población en edades de aplicar; para ello hemos reforzado las coordinaciones en las comunidades, escuelas rurales y de difícil acceso, con el objetivo de que la familia se entere de que esta es una posibilidad y un derecho que existe para todos por igual y la presentación de los estudiantes es en igualdad de condiciones”, abundó.
La educación artística ofrecida en Cuba para los alumnos de estas especialidades, deviene una formación altamente costosa. Un estudiante de nivel medio puede tener un costo anual de entre 14 mil y 16 mil pesos cubanos CUP, según las declaraciones de la Viceministra. Sin embargo, en cada curso escolar, los materiales, instrumentos y accesorios necesarios, quedan garantizados.
“Una parte importante de los recursos que se precisan no se producen en la Isla, sino que son importados. Por ejemplo, un par de zapatillas de ballet clásico puede valer entre seis y 10 dólares en el mercado internacional y regularmente, los bailarines requieren de un par mensual. Yo creo que este es un ejemplo de lo que significa acceso y derecho a la educación y a la cultura, en una nación donde los padres no pagan la matrícula de sus hijos en estas escuelas o academias”, añadió Kenelma Carvajal.
En consecuencia, la funcionaria también confirmó que para el venidero 2016 trabajarán en mejorar las infraestructuras de las sedes, con programas de reconstrucción en cada provincia, así como también señaló como un logro que hoy, todas las escuelas nacionales están conectadas a Internet, para facilitar el acceso a la información.
Finalmente concluyó: “La escuela de arte es la semilla para que el producto cultural creado en Cuba sea de mayor calidad, para que nuestra programación crezca y podamos brindar arte de excelencia, y para que nuestros profesionales sigan siendo defensores de la Revolución y de lo mejor y más auténtico de nuestra identidad”.