Una sordera congénita implantó el silencio en la vida de Lisette García, adolescente que estudia el octavo grado en la escuela especial Eduardo Mesa Llull, de Santiago de Cuba, y a quien le gusta el deporte, la historia y la música, y optará por la carrera de Cultura Física.
Historias similares existen en cualquier lugar de Cuba, pues la Educación Especial, con 55 años de creada como subsistema, ofrece a cientos de niños y jóvenes la posibilidad de instruirse y prepararse para la vida laboral.
Desde los cinco años, Lisette casi vive en la “Eduardo Mesa Llull”, magnífico centro al aire libre en la base de la Sierra de Boniato, Consejo Popular del mismo nombre, en la localidad cabecera y que fue inaugurada en 1991 por el líder de la Revolución cubana Fidel Castro.
Natural del municipio de Palma Soriano, ella es la mayor de tres hermanos y la única con sordera. Al año de edad le colocaron una prótesis auditiva y a sus 14 en el octavo grado procesa la información lingüística con o sin amplificación, pero su mejor aliado deviene el lenguaje de señas.
También es campeona de judo nacional con medalla de oro en el 2016, lo cual agradece a la preparación de sus profesores y condiciones para practicar esa y otras disciplinas en la institución docente.
Aunque la sensación común en los niños y niñas que tienen esa insuficiencia es sentirse aislados de la realidad, Lisette no siente ese efecto, ella es independiente y su nivel intelectual similar al de la población oyente, afirmó a través de señas interpretadas por Reynaldo González, docente del centro.
Tranquilidad y sosiego reinan en la llamada ciudad del conocimiento; las aulas, laboratorios, áreas deportivas, comedor, dormitorios proveen de luz los silencios del corazón expresados en los gestos de manos, ojos, rostro, boca y cuerpo.
Allí tiene su vida y aprecia la pasión con que les enseñan las herramientas para sentirse como los demás e insertarse en el medio social. Es feliz, moderna, lleva la moda y en la calle es una más, sin complejos, pero con la perenne curiosidad por su lenguaje.
Un principio esencial y un gran reto resulta garantizar la calidad de vida de estas personas, porque “la enseñanza de niños sordos es una sublime profesión de amor”, señala la frase de José Martí en el pasillo principal del plantel.
Gisela Verdecia, directora de la "Eduardo Mesa Llull", explicó que son 145 educandos en régimen interno y seminterno de los nueve municipios de la provincia en la doble especialidad: sordos e hipoacúsicos y discapacidad intelectual.
Su larga experiencia indica la importancia del entorno donde se desenvuelven, la familia, zona de residencia, comunidad escolar, estructura del inmueble y métodos de trabajo.
En todas las alternativas de atención sobresale la figura del maestro con su obra de ternura y comprensión, además de una política educativa cubana que requiere de esmerada didáctica para personas con necesidades educativas especiales, en cualquier contexto en que se encuentren.
Mario Pallerol es un hipoacúsico, docente terapeuta en la “Eduardo Mesa Llull", graduado de Licenciatura en esa rama, cursó Maestría y ahora transita al Doctorado como mejor muestra de la inclusión social y posibilidad de desarrollo de las potencialidades de esas personas.
Agneris Rosado, metodóloga de la Enseñanza Especial en el territorio, destacó que de las 46 escuelas que benefician a casi cinco mil alumnos, 38 son para invalidez intelectual, cuatro de trastornos de conducta y comunicación, una de autismo infantil, otra para retardo en el desarrollo psíquico, la de ciegos, estrabismo, ambliopías y sordociegos, y una de sordos e hipoacúsicos.
Existen tres Círculos Infantiles para 133 infantes con incapacidad auditiva, visual, intelectual o dificultades en la comunicación, mientras que en la Enseñanza General están incluidos mil 214 alumnos, principalmente en la rama técnico profesional y escuelas de oficio.
Con los dedos pulgares hacia arriba, los sordos e hipoacúsicos de esa especial escuela muestran que están bien, después aplauden con las manos abiertas en alto, como expresión de agradecimiento por esa enseñanza que es gratuita en Cuba.