Cultura tributaria: ¿hacia el fisco electrónico?

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Francisco Rodríguez Cruz
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12 Abril 2017

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El 9 de enero último recibí en mi teléfono móvil el primer mensaje del servicio de mensajes tributarios que habilitó la Oficina Nacional de Administración Tributaria a partir de la presente campaña de declaración jurada del impuesto sobre ingresos personales.
Unos días antes me suscribí a esta nueva posibilidad que desarrolló la empresa Desoft. Basta enviar un SMS al número 8000 con el texto ONAT.
Su primer envío fue un recordatorio de que ese día comenzaba la campaña de declaración y pago de tributos de 2017, con una exhortación a pagar en tiempo y de forma correcta, y la dirección del sitio web de la Administración Tributaria www.onat.gob.cu, y de su presencia en la red social Facebook. Veremos cuántos y qué útiles son los mensajes que recibo por esa vía hasta el próximo 29 de abril, en que vence el período voluntario para declarar.
Sin dudas, esta no es la primera señal de la marcha con los tiempos de nuestras autoridades fiscales. Es muy frecuente en el mundo que las Administraciones Tributarias sean en muchos casos punteras en las iniciativas de desarrollo tecnológico de cara a facilitar el cumplimiento de las obligaciones de los contribuyentes.
Nadie más interesado que el fisco en abrir oportunidades para que las personas paguen sus impuestos de manera expedita y segura a través de vías telemáticas. Y el beneficio para el contribuyente, tanto en economía de tiempo como del costo directo de la transacción, puede resultar muy significativo.
Otro ejemplo positivo de ello es la ampliación este año a todo el país del servicio de pago de impuestos mediante la red de cajeros automáticos, una posibilidad que hasta ahora solo disfrutaban los contribuyentes de la capital. Otra facilidad disponible, hasta el momento solo para La Habana, es el pago de los tributos mediante la tarjeta de Telebanca.
Desde luego que para realizar este tipo de transacción es necesario tener una cuenta bancaria y cumplir con los requisitos que las entidades financieras establecen; pero vale la pena que los titulares de licencia de las actividades más complejas en el trabajo por cuenta propia exploren esta oportunidad. Se quitan de encima no solo colas en las agencias bancarias, sino también riesgos de errores y demoras.
Lo más significativo en esta materia, por su carácter más abarcador, resulta el fácil acceso a los formularios de la declaración jurada del impuesto sobre ingresos personales, ahora disponibles en formato digital. Cualquier persona puede descargar estos modelos DJ-08 del sitio web de la ONAT.
También cada contribuyente puede solicitarlo en las oficinas municipales con una memoria flash, e imprimir tantos ejemplares como necesite de forma gratuita. Puede además rellenarlos en la computadora, lo que reduce la posibilidad de borrones y tachaduras.
Por supuesto, estos son solo pasos iniciales en un proceso mucho más amplio de informatización de la sociedad, donde la Administración Tributaria y sus contribuyentes tienen bastante camino por delante.
Llegará el momento, por qué no, cuando será posible quizás entregar las declaraciones juradas de forma telemática, con ahorro de papel e impresión, a partir de la autentificación de firmas digitales u otras vías para la protección y privacidad de la información fiscal de cada persona o entidad.
No puede tampoco ir más rápida la ONAT de lo que avanzan las oportunidades de conexión y la cultura digital de nuestra población, ni de las posibilidades técnicas que ofrezcan suficiente seguridad al fisco y sus contribuyentes; mas es innegable que puede llegar a ser esta una relación muy provechosa para ambas partes, y abrirles el camino a otros organismos de la Administración Central del Estado para experimentar con no pocas gestiones del servicio público, lo cual mucho agradecería la ciudadanía.