¡Cuidado, sietemesinos!

Compartir

Maria Elena Alvarez Ponce | Foto: Ismael Fransisco/Cubadebate
1527
09 Abril 2015

 cuba_protesta_mercenarios.jpgHombres de siete meses, insectos dañinos que le roen el hueso a la patria que los nutre… A juzgar por la dureza de los (des)calificativos que usó en “Vindicación de Cuba”, grande era el desprecio de José Martí por quienes no tienen fe en su tierra, llevan el letrero de traidor en la espalda y niegan a los demás el valor que a ellos les falta.
   Algunos sietemesinos parecen haberse dado cita esta semana en Ciudad de Panamá. Hay que ver lo que -para vergüenza de los patriotas istmeños- ha logrado reunir en tan hermosa urbe ese ministerio de colonias yanquis que es la OEA, a propósito de la VII Cumbre de las Américas. Juntos no hacen un hombre ni una mujer bien nacidos.
   Solo tener que respirar el mismo aire es ya un imperdonable agravio. Sencillamente, da asco. ¿Qué diría y hubiese escrito el Apóstol de nuestras luchas por la independencia y soberanía, que esos apóstatas servirían en bandeja al enemigo histórico de la nación cubana sin remordimientos y por menos plata que las 30 monedas que Judas recibió como recompensa?.
   Releía la réplica de Martí a dos irrespetuosos artículos sobre Cuba, publicados en la prensa norteamericana hace más de 120 años, como también su famoso ensayo Nuestra América, y no pude sino maravillarme.   Así de absoluta es su vigencia.
   Y no se trata únicamente del fiel retrato que hace de “estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte” (algunos como el mercenario, terrorista y agente CIA, Félix Rodríguez Mendigutía, además de pedirlos los han usado contra el pueblo al que dicen pertenecer y representar -nada menos que como sociedad civil- en Panamá).
   De los bribones que se avergüenzan y reniegan de la madre -¡y qué si no madre es la Patria!-; de los anexionistas de entonces y de siempre, habló Martí, pero también del carácter viril que, con el espíritu épico de la independencia amenazada, acendran las naciones nuestroamericanas, y de los “pinos nuevos”, que entienden que la salvación está en crear y luchar.
   A esos jóvenes los estamos viendo ahora mismo en la capital panameña plantar cara, poner cada cosa en su lugar y llamar a cada quien por su nombre, desmontar a fuerza de verdades la conjura y exigir -con una dignidad que ya quisieran muchos poder siquiera aparentar- respeto para Cuba y la reparación del ultraje que supone la mera presencia de tanto usurpador y vendepatria en los foros de la Cumbre.
   Dijo Martí: “En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres…En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados”.
   Cuidado, sietemesinos, que ahí sí hay.