Mucho se ha hablado y escrito de la vida del legendario Ernesto Guevara de la Serna, Che, como el símbolo, el hombre mítico salió de su Argentina natal y abrazó la causa cubana hasta echar raíces aquí, en su otra Patria.
La tierra que lo albergó como a un hijo también supo de los sacrificios de ese ser grandioso por lograr una sociedad mejor; de quien dedicó parte de su juventud, coraje e inteligencia a las luchas de la nación caribeña.
Sin embargo, poco se sabe de lo acontecido el siete de febrero de 1959, cuando se reconoce al Che como ciudadano cubano por nacimiento, una acción que sólo formalizó la voluntad y el espíritu del comandante guerrillero.
Detalles sobre este acontecimiento, trascendente más allá del mero otorgamiento de la ciudadanía a un extranjero, se brindan en el libro Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos (2000), escrito por Luis M. Buch, entonces ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros.
La bibliografía recoge que el propio día, a poco más de un mes del triunfo revolucionario, el Consejo de Ministros aprobó la Ley Fundamental de la República, basada en la Constitución del 40, aunque con algunas modificaciones.
Según se relata, uno de los artículos más discutidos de la mencionada ley fue el número 12, vinculado con la ciudadanía, ya que al proponer esa condición al Che, el entonces presidente Manuel Urrutia reclamó que fuera concedida a todos los extranjeros pertenecientes al Ejército Rebelde.
Luego de posiciones encontradas con los ministros, Urrutia acepta que el Che era excepción, y aprueba que a los demás se les reconociera la ciudadanía cubana por naturalización.
Quedó entonces acordado en el citado artículo, (en su inciso e), que “serán también cubanos por nacimiento los extranjeros que hubieran servido a la lucha contra la tiranía derrocada el 31 de diciembre de 1958 en las filas del Ejército Rebelde por dos años o más y hubieran ostentado el grado de Comandante durante un año por lo menos…”.
La noticia fue comunicada al Che por el propio Buch, político y abogado, autor de varias obras de carácter histórico-testimonial sobre los primeros años de la Revolución.
Al referirse a la modesta reacción escribió: “Che, sin inmutarse, estimó inmerecido el acuerdo. Según él, solo había luchado en Cuba como hubiera hecho en cualquier otra parte del mundo, por la libertad de un pueblo. Presumí que por modestia no podía aceptar ese mérito y le dije: ‘Un honor de tal magnitud no puede rehusarse, pues sería un desaire al pueblo de Cuba y al Gobierno Revolucionario’. Entonces, emocionado, me abrazó”.
El hecho fue dado a conocer el nueve de febrero por la prensa nacional; era la segunda ocasión en que Cuba otorgaba la ciudadanía a un nacido en otro país, pues la primera correspondió al dominicano Máximo Gómez Báez, quien se destacó en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la iniciada el 24 de febrero de 1895.
Lisandra Romeo Matos| Foto de Archivo
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07 Febrero 2016
07 Febrero 2016
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