A las vista del viajero es fácil encontrar en Cuba, sobre todo en áreas urbanas, los servicios de bicitaxis, una opción aprobada por los gobiernos locales para contribuir a mitigar el déficit del transporte público.
Son muchos los cubanos que por determinadas razones o circunstancias se ven obligados a depender en algún momento de este vital medio para trasladarse hacia lugares inmediatos.
Unos los toman en piqueras bien organizadas y autorizadas por las direcciones de transporte y otros en medio de avenidas, calles, repartos u otros sitios dentro de las ciudades y poblados, pero en muchos casos fuera de los lugares establecidos, lo cual ofrece cierta imagen de desorden.
La población en sentido general se siente identificada con esta
facilidad para trasladarse con prontitud de un lugar a otro,
fundamentalmente en distancias cortas y a precios asequibles en la mayoría de los casos, aunque exista el popular regateo para la rebaja de la cuantía.
Lo cierto es que este servicio es bien percibido,
pero entre quienes lo ofrecen hay muchos que incurren en violaciones del reglamento de las áreas de parqueo o de piqueras y se mueven constantemente fuera de estas, provocando de hecho desorden en la vía pública.
Entre estas manifestaciones las más comunes son las de estacionarse en esquinas o calles no delimitadas para estos medios trayendo como consecuencia la posible ocurrencia de accidentes del tránsito.
Holguín es una urbe de casi 300 mil habitantes y los bicitaxis
afloran por doquier, tanto en áreas de parqueos establecidos por la dirección de tránsito de la PNR como por sitios fuera de estos con las consiguientes transgresiones por parte de sus conductores.
Son precisamente estos actos de indisciplinas en las vías a los
cuales se enfrentan los agentes del orden interior.
En Holguín hay dos ejemplos, uno en el céntrico parque de Las Flores, por citar un área específica donde los bicitaxis cumplen con lo establecido de situar sus ciclos a la espera de los viajeros que lo necesiten, y otro en la esquina de las calles Martí y Libertad, en el boulevard, en la cual prevalece cierto desorden pues no es un lugar autorizado para este servicio.
¿Y qué sucede en este último sitio?, lo mismo que puede ocurrir en otros tantos de las localidades cubanas, que cuando los conductores perciben la presencia de miembros de la PNR tratan de evadirlos y se dirigen hacia cualquier dirección, incurriendo incluso en violaciones de la ley del tránsito, para evitar ser notificados o requeridos por estas indisciplinas.
Alfredo Carralero Hernández | ACN FOTO/Yaciel PEÑA DE LA PEÑA
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23 Agosto 2016
23 Agosto 2016
hace 8 años