Benny Moré, el bárbaro que inmortalizó la música cubana

Compartir

Anabel Rojo Gessa | Foto Archivo
725
22 Agosto 2016

Muchos refieren que elevó a Cuba al ámbito sonoro del mundo, otros que su magia musical no ha podido ser igualada, lo cierto es que desde su terruño en Santa Isabel de las Lajas, tierra que lo vio nacer un 24 de agosto hace 97 años, Benny Moré inmortalizó la cultura musical cubana.

   Muchos refieren que elevó a Cuba al ámbito sonoro del mundo, otros que su magia musical no ha podido ser igualada, lo cierto es que desde su terruño en Santa Isabel de las Lajas, tierra que lo vio nacer un 24 de agosto hace 97 años, Benny Moré inmortalizó la cultura musical cubana.
   De raíces bien humildes, Maximiliano Moré creció en un contexto marcado no solo por la influencia cultural que dejaban en él los tambores del Casino de los Congos y la primera guitarra que se confeccionó para sí mismo, también la crítica situación económica familiar lo hizo trabajar en el campo a edades tempranas.
  Según refiere la investigadora y escritora lajera Miriam Olano en la revista digital Calle B, el traslado de Bartolomé Maximiliano con cinco o seis años para el barrio de La Guinea, en el propio municipio lajero, le propició un ambiente musical más marcado.
  El templo, promotor de las raíces afrocubanas con carácter religioso y cultural, influyó notablemente en su formación. Allí Benny interiorizó los primeros pasos rítmicos del baile y se adentró en el universo de las improvisaciones, refiere.
  Luego de darse a conocer en la radio, y haber propagado su música en bares y cafés de la capital, el Sonero Mayor trabajó por años ligado al Trío Matamoros, con quienes realizó gira y grabó reconocidos temas.
  Venezuela, Panamá, México, Colombia, Haití, República Dominicana y Argentina fueron algunos de los países latinoamericanos donde Moré interpretó las canciones que siguen estando presentes en fiestas de las nuevas generaciones.
  Con una trayectoria consolidada y al frente de su Banda Gigante, él se hizo ampliamente conocido. Giras internacionales y actuaciones en la ceremonia de la entrega de los Premios Oscar en la década del 50 del pasado siglo, lo elevaron hasta la fama.
  Su muerte en febrero de 1963 a causa de cirrosis hepática dejó a sus más fieles seguidores el sabor dulce de un cubano con talento, único y que no abandonó su país y auténticos orígenes por deslumbrador que pareciera el exterior.
  En Lajas perdura su imagen indeleble en cada peregrinación desde el café Cuba, uno de los lugares que frecuentó el Bárbaro del Ritmo para realizar descargas con artistas y amigos, hasta el cementerio local, en la que músicos, familiares y una amplia representación del pueblo lajero entonan cada febrero temas inolvidables del repertorio de su hijo más ilustre.