Leñadores y Tigres: algunas claves de la final

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ACN - Cuba
Gabriel Manuel Peña Ramírez | Foto: Angel Chimeno Pérez
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04 Junio 2025

Las Tunas, 4 jun (ACN) Mientras los Tigres de Ciego de Ávila exponen en cada salida al terreno esa dinámica grupal que los tiene a tan solo un paso de alzar el título en la III Liga Élite del Béisbol Cubano, los Leñadores de Las Tunas lucen irreconocibles, dado el bajo desempeño en varios aspectos llamados a ser cartas de triunfo.

   Los avileños corrieron con la suerte de aglutinar a diversos refuerzos de suma valía para crear una artillería con las herramientas necesarias como para otorgarle la ventaja suficiente al staff de lanzadores más estable a lo largo del certamen, también apuntalado por brazos foráneos.

   El desarrollo de la final ha potenciado las buenas maneras de los felinos, en detrimento del mal paso del equipo verdirrojo, al cual nada parece funcionarles y las desgracias le emergieron de una sola vez para mostrarlos casi inofensivos ante el ímpetu de los rivales de turno.

   A la tropa de Abeysi Pantoja, quien además de director también asume la responsabilidad de coach de bateo, se le desinfló la ofensiva en el tramo conclusivo, pues en tres choques de la final ostentan una línea con el madero (AVG/ OBP/ SLG) de 253/ 318/ 342, muy por debajo de las exigencias para la ocasión.

   Con este primer adelanto el panorama despoja a los Leñadores de su principal arma; sin embargo, los números dejan ver que les va aún peor con corredores en bases, luego de promediar para 239 y remolcar a tan solo ocho compañeros, de los 79 encontrados en circulación para un porcentaje de productividad en torno al 10 por ciento.

  El grueso de la alineación, entiéndase del cuarto al sexto puestos e integrados por los hermanos Alarcón y Yudier Rondón, quedan a deber en su función de remolcar carreras porque entre ellos acumulan tres imparables en 16 viajes al “pentágono” para un fatídico 188 de average, además de llevar hacia home plate a dos compañeros de los 29 vistos en las almohadillas.

   A los pesares de los swings le secunda la faena endeble del bullpen y ubican a Pantoja, junto a sus discípulos, al borde del abismo sin siquiera dejarle muchas opciones, más allá de la improvisación, así como al apego por el orgullo propio ante los ojos de sus parciales.

   El mérito corresponde a los Tigres de Danny Miranda que han agigantado virtudes ante las deficiencias de los contrarios para consumar la mayor sorpresa de la lid y devolver a Ciego de Ávila a los planos cimeros del pasatiempo criollo, después de nueve años de infortunios tras despedir a aquella generación dorada de las temporadas 55 y 56 en Series Nacionales.