La Habana, 16 jul (ACN) Los Alazanes de Granma se proclamaron hoy como nuevos reyes del béisbol para menores de 23 años, al doblegar 5-0 a los Leones de La Habana sobre la grama de su propio feudo del Latinoamericano.
Tras dividir honores en los dos primeros partidos de la gran final de la categoría, los potros de Marcos Ortega no creyeron en favoritismos ni localías y consiguieron su primera corona en estas lides.
Alexei Ricardo fue el héroe de la jornada al caminar toda la ruta y aceptar apenas dos incogibles, en una de las actuaciones más memorables de esta octava edición.
El diestro serpentinero, amarró todo el tiempo a la manada a ritmo de 11 ponches, mientras su tropa cabalgaba poco a poco en busca de su reinado.
En el mismo primer episodio se combinaron par de imparables impulsadores, entre ellos, un doble de Yunieski Remón, para abrir temprano el marcador frente a los envíos del abridor y derrotado Misael Fonseca.
Álvaro Ortiz desapareció la esférica en el tercer acto por encima de la barda del jardín izquierdo para ampliar el marcador y acercar a los caballos a su merecido título.
Una más en el cuarto capítulo fue demasiado para un equipo azul que esta tarde no pudo mover los maderos como la había hecho en desafíos anteriores.
Más que una victoria, fue una escena digna de las grandes películas de redención. En un país asediado por dificultades cotidianas, donde el esfuerzo por sostener un campeonato beisbolero parece una empresa titánica, estos muchachos demostraron que el béisbol sigue siendo un lenguaje de resistencia, identidad y esperanza.
El conjunto oriental apeló a su temple de acero, se impuso con autoridad fuera de casa ante el equipo más ganador del certamen y reclamó su lugar en el trono.
Detrás del espectáculo, late una historia que merece ser contada con reverencia: la de un campeonato sostenido contra viento y marea, donde cada equipo puso sobre el terreno algo más que talento: puso fe y voluntad.
Este torneo Sub-23, antesala natural de la Serie Nacional, es el embrión donde se forjan los futuros ídolos, el teatro donde se curten los sueños antes de convertirse en leyendas. Es aquí donde los peloteros aprenden que no basta con el swing y la recta: hace falta carácter.
El béisbol Sub-23 acaba de clausurar una edición heroica. Lo hizo entre batazos, sudor, abrazos, lágrimas y rugidos. Y aunque hoy Granma celebra su corona, gana todo el país. Porque en tiempos oscuros, cuando escasean las luces, estos jóvenes supieron encender una llama. Y la mantuvieron viva.