Camagüey, 29 oct (ACN) La Red de Radares de Cuba, con su centro nacional radicado en esta ciudad, se convierte en una herramienta fundamental del Sistema de alerta temprana cubano ante el posible impacto de un huracán en el país.
Detrás de cada imagen y dato crucial hay un equipo de profesionales cuyo compromiso y experticia constituyen el verdadero pilar del sistema, cuya labor comienza mucho antes de que se forme la primera tormenta.
Desde el Centro Nacional de Radares, especialistas e ingenieros coordinan un operativo de vigilancia continua, en el cual interpretan la información en tiempo real, decodificando la compleja estructura del huracán para ofrecer información precisa y confiable, afirmó en declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias Didier Suárez Rodríguez, jefe de la institución perteneciente al Instituto de Meteorología.
Su capacidad de análisis es vital para transformar los ecos en avisos comprensibles para la Defensa Civil y para nuestra población, aseguró.
En las ocho estaciones desplegadas a lo largo del archipiélago cubano, técnicos especializados realizan turnos extenuantes, con la misión de asegurar que el equipo funcione sin fallos bajo las peores condiciones climáticas.
Son ellos, remarcó, quienes ponen todo el empeño en cumplir con la encomienda y protegen físicamente la infraestructura de los embates del viento y la lluvia.
Suárez Rodríguez argumentó que la dedicación de este personal llega al extremo de asumir riesgos personales, en lugares remotos y expuestos; los operadores permanecen en sus puestos hasta el último momento, priorizando la obtención de datos que los convierten en información valiosa para salvar vidas.
El operativo, como ocurre hoy ante la amenaza del huracán Melissa, es un ejemplo de sinergia humana; cada eslabón, desde el ingeniero hasta el técnico en la torre del radar, funcionan en armonía para cumplir con un solo objetivo, sostener tan preciado tesoro.
Ese trabajo en equipo asegura un flujo de información ininterrumpido, donde la responsabilidad y la confianza mutua son tan cruciales como la tecnología, señaló el directivo al reconocer el quehacer de estos hombres y mujeres que vigilan el tiempo en cada territorio de la nación.
En definitiva, la verdadera fortaleza del sistema de vigilancia no reside solo en la tecnología, sino en el capital humano que la opera, aseveró.
Realmente, quienes forman parte de la Red de Radares devienen en guardianes silenciosos, con su profesionalismo y resiliencia, y se reafirman en la primera línea de defensa que permite a Cuba enfrentar la furia de los huracanes.
