Trinidad, Sancti Spíritus, 17 ene (ACN) Mientras las noveles manos de Marielys González Ayo dan forma con el hábil movimiento de agujetas a un tradicional tejido trinitario, su verbo despierta y revela que llegar al proyecto Urdimbre le regaló la oportunidad para aprender creando y para crecer entre prestigiosas artesanas, el sueño de su vida.
Esta es apenas una muestra de las virtudes de este colectivo fundado en 2017 y que, entre sus principales proyectos, materializa cursos para que niños, jóvenes y también adultos, adquieran las habilidades necesarias y puedan trabajar para mantener vivo el prestigio de las tejedoras de la otrora villa, merecedora del título de Ciudad Artesanal del Mundo.
Puntos como la trinitaria, el arañita, arroyo, ojo de perdiz y ratón, todos muy autóctonos de la antiquísima localidad, desbordan el amplio salón de la planta baja del Museo Romántico, sitio donde los seis miembros activos de Urdimbre desatan su creatividad en pañuelos, manteles, paños, prendas de vestir, carteras y otros objetos admirados por quienes visitan la institución.
Entre la enseñanza y el intercambio permanente se mueve el proyecto, reveló a la ACN Zobeida González Gómez, líder de Urdimbre, una estrategia que tiene su fundamento en garantizar la continuidad de la tradición en la más joven generación y presentar lo que hacemos en otros territorios de Cuba y en el extranjero.
Hemos sistematizado encuentros con artistas de las Islas Canarias, Costa Rica, Puerto Rico, que han abierto caminos para dar a conocer lo que hacemos en Trinidad, pero además bebemos de las peculiaridades de ese arte en las naciones mencionadas, vital en nuestro desempeño como artesanas, refirió.
Y mantenemos nuestros cursos como una de las prioridades, por lo que significan para multiplicar saberes y habilidades, acotó González Gómez.
Gracias a la investigación constante nos apropiamos de herramientas imprescindibles para enriquecer nuestras piezas, que, entre otros, ostentan los Premios a la Maestría Artesanal y lauros en la Feria Internacional de Artesanía del pasado año, detalló.
Es en la dedicación de Urdimbre, donde nunca faltarán hilos para bordar sueños ni manos para preservar herencias y tradiciones, en lo que Masleydi Pérez Rodríguez, una de las últimas lugareñas llegadas al grupo, encontró a una familia defensora del patrimonio, con una labor educativa con proyección comunitaria, que entre agujas y finas hilachas alimentan la creatividad.
Hoy, el resultado del quehacer de esta iniciativa gana espacios fijos en los eventos y celebraciones distintivos de Trinidad y en otras plazas del país que se abren a la genuina obra de estos artistas.