Nueva Gerona, 18 ago (ACN) Sobre Punta Francés, extremo suroccidental de Isla de la Juventud, se extiende un halo de misterio de antiguas leyendas aborígenes y la presencia frecuente del célebre pirata francés François Leclerc en sus correrías por esa parte del mar Caribe.
Es sabido que el sitio debe su nombre a ese bandido de mar de origen galo, que fijó en punta francés una de sus bases de operaciones para saquear los navíos españoles que trasladaban ingentes riquezas del Nuevo Mundo a la metrópolis, dando lugar a sangrientos encontronazos sobre las aguas verde azules que rodean el lugar.
En un punto del litoral de esa área protegida, se localiza la cueva, hoy semisumergida, donde tenía su cuartel general el primer “Pata de palo” o “Jambe de Bois” que recuerda la historia de la piratería mundial.
Como testigo de ese pasado turbulento, en las aguas que rodean la península de Carapachibey, yacen cañones y sus balas, armas de todo tipo y navíos que duermen el sueño eterno sobre el fondo marino, como testigos de primera mano de una era de violencia y codicia.
Este sitio, declarado Parque Nacional Punta Francés, fascina por la belleza de sus fondos marinos, por la albura de sus arenas y matices del mar, resumen de todos los azules del Caribe, atractivos que situaron, en décadas atrás, a ese destino como uno de los lugares más demandados para la fotografía subacuática en sus 56 sitios de buceo.
Sorprende al visitante la diversidad biológica de ese jardín marino, fascinante para quienes prefieren la inmersión como pasatiempo contemplativo y recreativo, o la posibilidad de un safari, lente en mano, a fin de perpetuar en imágenes los tesoros naturales ocultos en las aguas de Punta Francés.
Sin dudas, en este punto de la geografía pinera, que guarda aun la huella aborigen y el paso del pirata, las excelentes posibilidades para el turismo de naturaleza lo convierten en un sitio singular y con grandes potencialidades para la industria del ocio en el municipio especial.