La Habana, 13 ago (ACN) Reconforta y compromete volver siempre a Birán, afirmó hoy Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, durante su intervención en el acto central por el aniversario 99 del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en Birán, Holguín.
Por su importancia, transmitimos de manera íntegra el discurso.
Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;
Compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República;
Compañeras y compañeros:
Reconforta y compromete volver siempre a Birán. Este sitio sagrado para la patria vio nacer, hace 99 años, a Fidel Castro Ruz, un hombre que nos enseñó que sí se podía, que la victoria se construye con el valor; a quien, con toda justeza, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana y el más leal, genuino y convencido seguidor de sus ideas, ejemplo y enseñanzas, ha catalogado como el más preclaro hijo de Cuba en el siglo en que nació y hasta nuestros días.
Surgía acá un líder político, un símbolo épico de la nación cubana, como señaló Nicolás Guillén, quien consideraba que la propia obra revolucionaria de Fidel era una poesía.
La forja de ese carácter se inició aquí, como luego él mismo expresaría al recordar sus primeros años y reconocer: “No nací político, aunque desde muy niño observé hechos que, grabados en mi mente, me ayudaron a comprender las realidades del mundo”.
La raíz de su probado sentido de justicia y cubanía germinó justamente en este terruño, donde nació para ser luz en tiempos oscuros, para ser voz de aquellos que no la tenían y esperanza de quienes frente a la adversidad solo podían aspirar a un mundo mejor.
Su nacimiento significó el inicio de una vida consagrada a la lucha incansable por la libertad y la emancipación de Cuba del yugo, de la opresión, la injusticia y el neocolonialismo.
Desde entonces todo cambiaría. Llegaba para levantarse contra las injusticias, para cambiar el rumbo de la historia, para sembrar las semillas de la hermandad, del amor, de la ética, del cariño, de la palabra cierta en los momentos más difíciles para la humanidad toda.
Su estatura trascendió fronteras y fomentó en su pueblo un sentimiento de solidaridad y entrega, admirado y reconocido por todos. Hizo de nuestra nación un pueblo capaz de dar su sangre por la soberanía e independencia de otras naciones, llevando la luz de la enseñanza y de la vida, adonde otros, con sus nefastas ambiciones, llevan pólvora y despojos.
Su visión fue universal, conectada con el pensamiento de José Martí de que patria es humanidad. Su ferviente defensa de la paz, de la preservación del planeta, de las causas justas de los pueblos; su empuje para hacer presente al Tercer Mundo en el concierto de naciones lo han convertido en paradigma y referente inolvidable.
Fidel nos mostró que la verdadera revolución comienza en el corazón del pueblo y se sostiene con la unidad, el sacrificio y la convicción de defender nuestros principios irrenunciables.
Pero sería justo preguntarnos: ¿Cómo recordar a Fidel en el día de su natalicio? ¿Qué exigirnos como revolucionarios en este emotivo encuentro con la historia? ¿Qué expresarles a estos jóvenes que han venido hasta aquí para nutrirse de la savia inagotable del Comandante en Jefe? ¿Cómo fomentar en nuestros pioneros y en las futuras generaciones la admiración y el respeto por quien les dedicó infinito amor?
Fidel nos pidió que tras su partida no se levantaran monumentos en su honor ni se usara su nombre con altisonancia retórica. Solo habría aceptado gustoso este homenaje si en su expresión práctica quienes lo protagonizamos también hacemos lo que a cada uno corresponde, con la misma fuerza, confianza en la victoria y sentido del deber que él les ponía a todos los empeños.
Solo así el eco de nuestras palabras rebotando contra los troncos emblemáticos de los cedros se convertirá en demostración de respeto y continuidad histórica.
Hoy es una fecha de reafirmación del concepto de Revolución que todos juramos, de ser Fidel, como tantas veces hemos expresado en esa consigna que únicamente resulta válida si la obra de nuestras vidas se apega a su ejemplo, y si ante la dificultad, que incluso puede llegar a parecer insalvable, no aceptamos la derrota y levantamos otra vez la voluntad de Cinco Palmas, o si burlamos el cansancio con la tenacidad de la guerrilla en la Sierra Maestra o el trabajo incansable del Comandante tras el triunfo revolucionario.
Entonces y solo entonces podremos decir que Fidel nunca se marchó ni se marchará, solamente así podríamos repetir sin vacilación alguna: “…pensemos en Fidel, en sus ideas, en su imponente, fecundo e imprescindible legado, como una manera de alimentar ese genuino sentimiento de perpetuar por siempre su presencia entre nosotros”.
Queridos jóvenes; queridos invitados a este hermoso homenaje; cubanas y cubanos todos:
Corresponde ahora, desde aquí, en lo que constituye un gran honor para todos, abrir las puertas a un acontecimiento trascendental, que justamente dentro de un año estaremos celebrando en Cuba y en el mundo, una convocatoria de recordación, respeto y compromiso: El Programa Conmemorativo por el Centenario del Natalicio del Comandante en Jefe.
Este Centenario, que se celebrará oficialmente el 13 de agosto de 2026, precedido por un vasto programa de actividades en que participará todo el pueblo, será una ocasión para fortalecer la obra revolucionaria que él nos legó, como lo ha solicitado el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Primará la idea sabiamente expresada de que Fidel es un país, y más que recordarlo como el héroe extraordinario que es, se trata de traerlo al presente y continuar el camino que nos trazó.
El programa para honrarlo se define como un objetivo abarcador y esencial: potenciar el estudio de su obra, la investigación de su pensamiento, así como la promoción de sus convicciones e ideales. Es convertir en actos concretos su enseñanza de que “sí se puede”, trabajando día a día por una Cuba orgullosa de su soberanía, próspera y digna, cada vez mejor, más justa, más solidaria.
Convocamos a generar un amplio movimiento político, asociado a esta conmemoración, de profunda resonancia en el espacio físico y digital, implicando a toda la sociedad con su diversidad y riqueza, logrando una gran movilización internacional en torno a la figura de quien, como ya hemos dicho, trascendió fronteras.
Será una celebración donde los niños, adolescentes y jóvenes, quienes con su accionar aspiran a convertirse en la Generación del Centenario de Fidel, tendrán un papel protagónico, asumiendo con orgullo el compromiso de mantener encendida la llama de la Revolución.
La emoción que nos embarga de solo mencionarlo, debemos convertirla en fuerza para seguir adelante y salir victoriosos. Cubanas y cubanos llevamos dentro nuestra propia manera de sentirlo cercano y útil; contamos con ese Fidel que nos acompaña siempre para enfrentar los desafíos, tareas y proyectos.
Todos los organismos, instituciones, organizaciones, provincias, municipios y comunidades harán suya esta celebración, concibiendo un programa propio, dirigiendo sus esfuerzos para lograr una jornada cargada de patriotismo, belleza y simbolismo, con creatividad, sencillez y racionalidad económica a tono con el complejo escenario que vive el país. Lo fundamental es resaltar su multiplicada y vigente presencia que nunca nos falta.
Sabiamente el compañero Raúl Castro Ruz, desde el temprano 1959 ya había definido esa permanencia, cuando expresó: Fidel está dondequiera que se trabaje, Fidel está espiritualmente dondequiera que la Revolución avance. Fidel está dondequiera que una intriga se destruya, dondequiera que un cubano se encuentra laborando honradamente, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, se encuentre haciendo el bien, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, esté defendiendo la Revolución, allí estará Fidel (Aplausos).
Consecuente con esta reflexión, años después, Raúl lo ratificaba cuando dijo: “Nadie como el Che lo ha definido cuando expresó: ‘Y si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí es, sencillamente, porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación por allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar. Por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución’. Así pensaba el Che, así pienso yo también” (Aplausos).
A Fidel lo honraremos de muchas maneras y en muchos espacios, especialmente lo haremos en el ya convocado IX Congreso del Partido Comunista de Cuba, en abril de 2026, el Partido que nació de su empeño por la unidad y su preclara visión de futuro.
A él le entregó todas sus energías porque según sus palabras: “El Partido no es prebenda, el Partido es sacrificio; al Partido no se va a buscar nada. Enseñémosle primero que nada a cada revolucionario, que al Partido se va a darlo todo”.
Así asumimos hoy esta enseñanza y en el año de su centenario estará más presente que nunca. Esta importante cita de los comunistas cubanos se erige como una forma concreta y simbólica de honrar a Fidel, en la instancia donde se preserva, actualiza y proyecta su obra política y su decisivo aporte al proceso revolucionario, reafirmando la unidad y el compromiso del pueblo cubano con los ideales que él defendió y lideró.
En cada acción oportuna y solidaria que emprendamos, en cada avance de la ciencia, en cada obra cultural descolonizada, cada hazaña deportiva o aporte productivo estaremos honrando el pensamiento fidelista. Asumir el legado de Fidel no es repetir frases o gestos, sino encarnar, con ánimo crítico y creador, su espíritu transformador.
Por eso, está ahora con nosotros en este momento difícil y retador de la patria. Gracias a él que, al igual que Martí, juró dedicar su vida a luchar contra el verdadero enemigo de los pueblos, el imperialismo yanqui. Sabemos distinguir muy bien las principales causas de la mayoría de los problemas actuales, derivadas de los planes terribles que se gestan y la perversidad de un imperio que nos bloquea, nos agrede, nos difama e intenta rendirnos usando desvergonzadamente su enorme poder.
Ante esta realidad se impone, como nos educó Fidel, buscar soluciones con esfuerzos propios y salvar obstáculos y adversidades con creatividad y sentido del momento histórico, convencidos de que sí podemos y saldremos adelante, unidos y combatiendo, contando para ello, como premisa fundamental, con nuestro heroico y ejemplar pueblo y su inconmovible voluntad de defender esta Revolución, para continuar siendo por siempre una nación libre y soberana.
Pero Fidel es el antídoto contra los olvidos, es el argumento acusador que no pueden borrar, es la denuncia que no pueden callar y el pueblo que no pueden rendir.
La importancia práctica y teórica del pensamiento de Fidel es inmensa. En el plano de las ideas nos dejó una interpretación original y creativa del marxismo-leninismo, ajustada a la realidad cubana, caribeña y latinoamericana.
Honrarlo es también hacer las cosas bien, desterrar la desidia, enfrentar los errores propios, siempre junto al pueblo y a los humildes para quienes se hizo esta Revolución.
Hoy los desafíos son otros, pero su esencia no varía: la lucha por mantener la soberanía, la independencia, la dignidad e impulsar el desarrollo del país sigue siendo la gran tarea revolucionaria.
Se trata de que sus huellas, en toda nuestra geografía y más allá de ella, se conviertan en especial motivo para el homenaje y que las nuevas generaciones, que no cuentan con su valiosa presencia, tengan a su alcance su obra, sus palabras, sus ideas, sus imágenes y, sobre todo, su ferviente ideario martiano y antimperialista.
En su trascendental alegato La historia me absolverá expresó: “Parecía que el apóstol iba a morir en el año de su centenario […], ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo”. Y sí, gracias a su valor y a esa generación histórica y preciosa que él encabezó, este pueblo aprendió a no olvidar a sus héroes, a respetarlos y quererlos, ese mismo pueblo que jamás dejará morir a nuestro líder histórico.
Compatriotas:
Antes de que zarpara el yate Granma, con Fidel al frente, y pusiera proa a la lucha por la definitiva independencia de Cuba, el inolvidable Guerrillero Heroico, nuestro Che Guevara, escribió un hermoso y sentido poema dedicado a quien definía como un estadista brillante y un amigo sincero.
Creo que hoy sería una excelente manera de resumir nuestra fidelidad colectiva al Comandante en Jefe trayendo aquellos versos a este sitio donde la historia late en cada centímetro de tierra.
Digamos entonces como el Che:
“Vámonos, ardiente profeta de la aurora, […] derrotando afrentas con la frente plena de martianas estrellas insurrectas, juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte”.
¡Viva por siempre Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva Raúl! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva la Revolución! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (Exclamaciones de: “¡Venceremos!”)