"Aquí también estoy en casa”: una santiaguera abraza a Venezuela (+ Fotos)

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ACN - Cuba
Indira Ferrer Alonso (colaboradora) | Fotos: Cortesía de la entrevistada
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25 Septiembre 2025

Santiago de Cuba, 25 sep (ACN) A más de mil kilómetros de su natal Santiago de Cuba, la fisioterapeuta Edelma Martínez Rodríguez ha encontrado en Venezuela un espacio donde el amor, la solidaridad y la vocación de servicio se multiplican en cada jornada.

   Desde hace dos años, forma parte del contingente de profesionales cubanos de la salud que dedican sus conocimientos al cuidado del pueblo venezolano.

   Estar aquí ha sido una experiencia profundamente humana, he crecido como profesional y sobre todo como persona, este pueblo tiene mucho en común con el cubano porque sabe mirar la vida desde la esperanza, incluso en medio de las dificultades, expresó con emoción.

   Trabaja en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) en el estado Falcón, donde cada jornada representa un desafío y una oportunidad para sanar no solo el cuerpo, sino también el espíritu, y rememoró con especial cariño a una paciente, profesora, que la ha marcado profundamente.

   Ella me cuenta la historia de Venezuela en versos, posee una forma tan hermosa y auténtica de narrar su país, su lucha, sus raíces... que no puedo evitar emocionarme, comentó.

   Esa conexión con su tierra, esa pasión, es también una forma de sanar, he visto cómo el orgullo por su historia les da fuerza para seguir adelante, para no rendirse nunca, expresó.

   En medio del contexto complejo que vive Venezuela, producto de sanciones externas, presiones económicas y un bloqueo injusto que recuerda al que también sufre Cuba, Edelma ha aprendido que la solidaridad es un acto cotidiano: cada terapia, palabra de aliento o gesto de humanidad, es parte de ese puente que une a nuestros dos pueblos hermanos.

   Cuba y Venezuela comparten mucho más que una historia común de lucha, significó, nos une una visión de un mundo donde prevalezca la paz y el ser humano esté en el centro, esa alianza forjada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías resulta un compromiso moral con los humildes, con los desposeídos, con los que más necesitan, reflexionó.

   Lejos de su familia, de su tierra y de sus costumbres, Edelma reconoce que no es fácil: hay momentos de nostalgia, de añoranza, pero también existe una convicción firme que le da sentido a nuestra presencia en este país.

   Cuando uno ama lo que hace, el sacrificio se asume como parte de lo cotidiano y el premio está en los resultados, saber que mi trabajo ayuda a alguien a recuperar la movilidad, a volver a caminar, a abrazar a su familia... eso no tiene precio, aquí también estoy en casa, porque donde hay amor, hay patria, aseguró. 

   Habla con respeto y admiración del pueblo del Libertador: su calor humano, su fe en el futuro, su sentido de pertenencia y dignidad. 

   A pesar de las dificultades, son personas alegres que no se rinden, que siguen luchando por su país, por su familia y por sus proyectos, reciben a los cubanos con cariño, confían en nosotros, y eso nos compromete aún más a dar lo mejor, manifestó la cubana.

   No se considera una heroína, sino una hija de Cuba que simplemente cumple con su deber.

   Lo que hacemos es por amor: amor a la vida, a nuestros pueblos, a esa idea hermosa de que un mundo mejor es posible si trabajamos juntos. Estoy aquí porque creo en eso, y mientras mis manos puedan aliviar un dolor y mi presencia pueda dar consuelo, aquí estaré, sentenció. 

   La historia de esta santiaguera habla de medicina, cooperación y también de ternura, de coraje y de esa infinita capacidad que tiene el ser humano para entregarse a los demás.

   Como tantos otros profesionales cubanos en tierra bolivariana, Edelma es testimonio vivo de una solidaridad que florece entre dos pueblos que se reconocen como hermanos.