La Habana, 8 ago (ACN) Son 41 banderas y un solo sueño, todas batiendo en la misma dirección deportiva, despeinadas como los jóvenes que, irreverentes, saldrán desde mañana por la gloria en los Juegos Panamericanos Júnior de Asunción.
Desde este viernes flotan en un ambiente de confraternidad, cual deberían andar siempre sus pueblos, los pabellones de las naciones que integran Panam Sports, el ente rector del deporte en América.
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En el desfile multicolor, elevado en astas de igual tamaño, como prueba auténtica de lo iguales que somos, baila la enseña nacional de Cuba, izada ante la mirada serena y el pecho arremolinado de sus hijos atletas.
Asunción, más que una ciudad, es hasta el 23 de agosto un inmenso estadio, donde juegan a ser grandes más de cuatro mil muchachos de hasta 22 años de edad con hambre de podios, de marcas, goles, puntos, de flashes.
En silencio, pese a sobresaltos desbocados que pujan por quebrar la caja del cuerpo, muchos fueron este viernes al altar simbólico de la Plaza de las Banderas de Asunción a pedir energías y fuerzas ancestrales para, en recompensa, ofrendar medallas.
Llegaron por caminos diferentes, unos más lujosos, otros empedrados, pero todos con un mismo destino y el lenguaje común que conecta mente y músculos, única voz que hablará por estos días en Paraguay esa pléyade de jóvenes, cuyos mejores sentimientos han de brillar tanto o más que el oro colgado en el pecho de los campeones.
Como testigos de ese sueños empinados, ondean desde hoy 41 banderas que, juntas, son la auténtica América nuestra, diversa y única.