La Habana, 10 jun (ACN) Comprometida con la salud de los recién nacidos, Yaimara Rodríguez pertenece a una nueva generación de neonatólogos que convierten su vocación y compromiso en positivos indicadores para el sistema de salud cubano.
En medio de sonidos vitales en la sala del Hospital Eusebio Hernández, la doctora apuesta por salvaguardar la vida de los neonatos en estado crítico.
A propósito hoy del Día Mundial del Neonatólogo, refirió a la ACN que dedicarse a atender niños es hermoso, pero hacerlo con quienes luchan por la vida ante partos prematuros o enfermedades complejas, cobra mayor sentido.
Para ello hay que estudiar mucho, actualizar constantemente los conocimientos y saber de antemano signos y síntomas que pueden ser reveladores, dijo.
Tratar con la familia también forma parte de ese juego, pues toca reducir la angustia y la desesperación de los seres queridos del niño, pero también muchas veces servir de consuelo, hacer de psicóloga y amiga.
Paciencia y ternura resultan requisitos indispensables en esta profesión, confesó esta médico quien nunca piensa en la muerte sino en la esperanza, en la sonrisa de ese infante, en la gratitud de los familiares por alejarlo del peligro.
Rodríguez significó que conseguir una mayor calidad de vida de niños nacidos con bajo peso y manejar la hemodinamia para garantizar una adecuada función cardiovascular constituyen retos cada día en la atención oportuna al recién nacido.
Historias como la de la doctora Yaimara Rodríguez son testimonios de que la vocación no entiende de horarios.
Ella eligió la vida y, cada día, en esa sala donde todo empieza, la defiende con amor, ciencia y humanidad.
La atención neonatal en Cuba, que comenzó en 1961, ha contribuido a disminuir cada año la mortalidad infantil y destaca en 2018 con 3,9 por mil nacidos vivos, la tasa más baja lograda en la historia de la isla caribeña.