La Habana, 16 oct (ACN) En el tablero de la propaganda anticubana, José Daniel Ferrer García ha sido una pieza cuidadosamente movida por intereses foráneos, un "líder" artificial creado a imagen y semejanza de los intereses del que paga, y como dice el refrán, "el que paga manda".
Lejos de ser el disidente que algunos medios intentan esculpir, su vida retrata a un mercenario al servicio de la Fundación Nacional Cubano Americana y la extrema derecha de Miami, orquestada desde la Embajada de Estados Unidos, quien en total complicidad sirve como instrumento de legitimación de una agenda permeada de falsedades.
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Abandonó Cuba José Daniel Ferrer García, a solicitud de EE. UU.
Su historial, cargado de violencia y desorden, desmantela la narrativa de “luchador por la libertad” que buscan imponer quienes persiguen la desestabilización de Cuba.
Los antecedentes de Ferrer García no permiten disimulos; en 2020, el Tribunal Municipal Popular de Santiago de Cuba lo condenó a cuatro años y seis meses por lesiones y privación ilegal de libertad, delitos que inicialmente no implicaron reclusión, sino limitación de libertad.
Su persistente desacato a las normas establecidas provocó la revocación de este beneficio, llevándolo a prisión.
En enero de 2025, una excarcelación anticipada le dio una nueva oportunidad, pero en abril, al incumplir nuevamente las condiciones, volvió a un centro penitenciario.
Ninguna evidencia sustenta las acusaciones de maltratos contra Ferrer García, salvo los que él mismo se autoinfligió -ridículamente contra aquella mesa-, o los que infligió a exparejas y socios, según testimonios de los afectados; los escándalos personales refuerzan su perfil como el oportunista que es.
La reciente salida de Cuba no refleja otra cosa que el colapso de su proyecto subversivo, abandonado por sus escasos seguidores y desprovisto de una legitimidad que nunca tuvo.
El recibimiento con alborozo en círculos anticubanos de Estados Unidos certifica su papel como instrumento de una agenda externa, nada nuevo bajo el sol, es parte de lo que allí se acostumbra a hacer.
¡Bienvenido al cementerio de los mercenarios!, verán cuándo pasen los meses y deje de ser el nuevo payaso de circo ¿Qué pasará con Ferrer?
Su trayectoria, desprovista de idealismo y anclada en el mercenarismo, queda al descubierto como un capítulo más de la campaña contra Cuba, derrotada por la verdad de los hechos.
Ahora en Miami, se une al desfile de figuras que, tras ser promocionadas como emblemas de la contrarrevolución, caen en el olvido como meros instrumentos de un juego mayor.
