Nueva Gerona, 20 nov (ACN) Como parte del movimiento transformador Sentir Pinero, las autoridades de Isla de la Juventud anunciaron planes para iniciar en 2024 la recuperación de la Jungla de Jones (área protegida), a fin de devolver el esplendor y funcionalidad de antaño al segundo Jardín Botánico erigido en Cuba.
A ese propósito incluido en la agenda del gobierno local se suman especialistas del Jardín Botánico Nacional, de la Delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de la empresa de Flora y Fauna y de otras entidades, con el encargo de preservar la rica biodiversidad y asegurar la sostenibilidad de ese paraje para las generaciones futuras.
Localizada a menos de 20 kilómetros de la ciudad cabecera, la referida floresta abarca 15 hectáreas que atraviesa longitudinalmente el arroyo Los Almácigos. El alto exotismo de las plantas que conforman el ecosistema, refugio de fauna para el majá de Santamaría, la cotorra y el zunzuncito, apuntan hacia esta área protegida como candidata a Patrimonio Natural.
El aludido entorno fue concebido y plantado por la naturalista Helen Rodman y el biólogo Harry Sanford Jones en 1902. El objetivo del matrimonio fue complementar, en su verde feudo, el tratamiento a personas que viajaban a la entonces Isla de Pinos para aliviar sus dolencias en los manantiales mineromedicinales de Santa Fe.
Fue así como llegaron al territorio semillas botánicas de diferentes puntos del planeta con el propósito de evaluar su adaptabilidad a las condiciones climáticas del trópico, suministradas en su mayoría por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, resultado de las exploraciones del doctor David Fairchild, principal proveedor.
Antecedido por el de Cienfuegos, la Jungla de Jones devino en el segundo Jardín Botánico de Cuba y el sitio más visitado de la otrora Isla de Pinos.
Durante más de tres décadas, el matrimonio Jones sembró y cuidó su singular bosque, donde aún perduran varias especies de bambú, de árboles frutales y maderables entre otros ejemplares que se resisten, todavía a ser clasificados por la botánica de esta parte del mundo.
Tras la muerte en forma violenta de Helen en 1960, la Jungla de Jones también comenzó a morir. Transcurrieron 38 años de olvido para que el singular dominio reverdeciera, ahora sobre el principio de la sustentabilidad ecológica y fines socioculturales y educativos como finca forestal integral, bajo el manejo de la empresa de Flora y Fauna.
Devolver a la Jungla de Jones su antiguo esplendor dependerá no solo del manejo de su rica biodiversidad, sino del esfuerzo conjunto de todos los actores clave para—sobre base científica— registrar las colecciones, documentarlas, darles seguimiento, etiquetarlas de manera correcta y funcione como centro de investigación y divulgación.