Ciego de Ávila, 25 abr (ACN) A ocho años del inicio de las labores de rehabilitación de dunas costeras en el Archipiélago Jardines del Rey, en el norte de la provincia avileña, trabajadores del Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad (Ciba) de Ciego de Ávila continúan avanzando en la restauración de esos ecosistemas.
El propósito de tan importante tarea resulta en reducir riesgos de desastres y favorecer la adaptación al cambio climático en áreas de desarrollo turístico, como este grupo de islotes del norte de Ciego de Ávila, que conforman uno de los destinos de sol y playa más prominentes de Cuba y el Caribe.
Marisleys Castro Carrillo, jefa del Departamento de Gestión Ambiental del Ciba e investigadora agregada, destacó a la Agencia Cubana de Noticias el impacto de las acciones ejecutadas en segmentos de las playas Larga, Las Coloradas y Pilar, las dos primeras ubicadas en cayo Coco y la restante en cayo Guillermo.
La plantación de especies variadas ―reproducidas mediante la tecnología de tubetes, en el vivero forestal del Ciba― ofrece garantías para conservar la biodiversidad y contribuye al fortalecimiento de las dunas al asegurar la retención de arena, explicó.
En Playa Larga recientemente establecieron más de 800 plántulas, colectaron sargazo resultante de los arribos a la zona costera para continuar en la producción de biofertilizantes destinados a la propagación de especies en el vivero, y evaluaron las perturbaciones naturales y provocada por la actividad humana.
Cerca del Hotel Mojito, en forma de parches, fueron sembradas más de 60 posturas de verdolaga de costa sobre dunas conformadas por los trabajadores de la Empresa de Servicios al Turismo, con residuos de plantas marinas obtenidas durante las limpiezas en los balnearios.
Yamilé Jiménez Peña, directora del Ciba, aludió a la rehabilitación de ecosistemas dunares con plantas autóctonas como uno de los servicios científico-técnicos que mayor prestigio confieren a esa institución subordinada a la Agencia de Medio Ambiente, además de aportar a la implementación del Plan del Estado Cubano para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida).
Reiteró que esa acción coadyuva a restaurar y conservar la biodiversidad, y preserva la funcionalidad de los sistemas dunares, que actúan como barreras naturales capaces de contener el avance del oleaje, protegiendo las zonas interiores de inundaciones costeras y la erosión causada por tormentas, huracanes y marejadas.
Mitigan los efectos del cambio climático, especialmente el aumento del nivel del mar, al disipar la energía del oleaje y los eventos hidrometeorológicos extremos.
Asimismo, ayudan a resguardar otros ecosistemas como los humedales, al evitar que estos queden expuestos y vulnerables a la penetración de agua salada, lo cual facilita la recarga de acuíferos subterráneos al permitir la infiltración de agua de lluvia, evitando de esa forma la intrusión salina.
Las dunas también sirven como reservorio de sedimentos que proveen arena para la recuperación de playas tras eventos erosivos, lo que mantiene la estabilidad en la línea costera.