Han pasado casi tres meses desde que se anunciara a Carlos Esquivel Guerra como ganador del Premio de Poesía Nicolás Guillén 2023, y un mes después de que lo recibiera en el Aula Magna del Colegio San Gerónimo, durante la edición 31 de la Feria Internacional del Libro de La Habana, y el escritor no deja de sorprenderse y quizás hasta parecer un poco esquivo ante las entrevistas por alcanzar dicho galardón.
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Carlos, natural de Elia, hoy municipio de Colombia, Las Tunas, tiene en sus palabras la calidez propia del agosto de 1968 en que nació, pero su humildad y sencillez le han llevado a afirmar incluso que a pesar de haber recibido este reconocimiento, no se cree merecedor de que el capítulo tunero de la fiesta del libro esté dedicado a él.
Este es un premio con un prestigio que ha distinguido a muchos de los mejores poetas del país, sobre todo de la contemporaneidad literaria cubana, y sumarme a esa lista, enrolarme en compartir esa travesía con ellos, es un privilegio, dijo en declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias.
Cuando Esquivel Guerra se refiere a la pertinencia de La guagua de Babel para abrirse paso ante el Nicolás Guillén, asegura que hay un reconocimiento a una obra que ha sufrido ciertas delimitaciones contextuales, pero que va a tener la posibilidad de publicarse para que los lectores la conozcan y eso es sin dudas motivo de alegría y orgullo.
La guagua de Babel llega en el mejor momento de la vida de Carlos, “…me he pasado los últimos dos años escribiendo bastante y por eso creo que lo mejor de la poesía aún permanece inédito; he estado escribiendo también algunas novelas y todo está ubicado en el contexto tan terrible de la pandemia y otros escenarios sociales que seguramente marcan la creación de estos tiempos”.
Para quien ya posee una prolífera obra, que incluye más de 40 libros publicados en alrededor de 20 países, este representa un poco la prolongación de un estado de ánimo que expresa una madurez, una búsqueda casi terminada de su ideal literario.
Quizás por eso, y porque La guagua de Babel es como si le hubiera permitido entrar en un viaje de crecimiento, desafíos y conquistas en el que también se puede adentrar el público, con el fin de hacerse de un espacio único en medio de las complejidades cotidianas que golpean al autor.
Se trata de una novela poética en la cual se establece un diálogo con personajes universales como Trotsky, Stalin, Breton, Reinaldo Arenas, Wittgenstein, Diderot, entre otros; un viaje ontológico con mirada filosófica y cuestionadora de la realidad, según la catalogó el jurado, compuesto por Jesús David Curbelo, Alex Pausides y Leymen Pérez.
Esquivel Guerra sostiene la idea de que este es un gran momento para la literatura cubana, sobre todo en la poesía, pues cree que hay muchas de las mejores voces de este tiempo queriendo decir cosas y también la narrativa está presente, con una frescura extraordinaria, contando las alegrías y tristezas de estos tiempos.
Sobre su espalda recae la organización y guía del acontecer teórico durante la Feria del Libro en Las Tunas, evento sociocultural que desde el 16 y hasta el 19 de marzo propone dialogar sobre la relación de la literatura con el cine, con la música, sobre los desafíos de la creación literaria joven en Cuba, el rumbo de la narrativa y la poesía como géneros literarios, y al propio tiempo rendir homenaje a Guillermo Vidal y Gabriel García Márquez.
Entre los enigmas del poeta ganador del Nicolás Guillén 2023, está ese orgullo incondicional hacia “El Guille”, hijo de Las Tunas y padre de todas las generaciones de escritores que después de la década del 80 del siglo XX han querido escudarse de una narrativa propia de la contemporaneidad cubana, con sus matices de luces y sombras, pero con toda la riqueza que le asiste.
Carlos Esquivel es un gigante de paso lento y mirada hasta un poco intimidante, viste camisas anchas y cuando habla, es como si tuviera exactamente en ristre las palabras precisas para criticar y alabar.
No podría aseverar que es un hombre tímido, pero si lo fuera, y si esa timidez justificara que siga escribiendo con tanta soltura, que continúe moviéndose con tanta versatilidad entre la narrativa y la poesía, que siga entonces así el autor de Perros ladrándole a Dios, Los animales del cuerpo, Los epigramas malditos, La Isla imposible y otras mujeres, El libro de los desterrados, Los elefantes las prefieren rubias, entre otros textos; que siga llenando de orgullo a esta tierra que hoy se precia de ostentar el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2023.