Museo Nacional de la Música, historia del pentagrama en Cuba (+ Fotos)

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ACN - Cuba
Gabriela Camila Castellanos Mora | Fotos: Omara García Mederos
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18 Octubre 2025

En la céntrica manzana de Capdevila entre Habana y Aguiar, en el centro histórico citadino, se alza un majestuoso edificio de arquitectura ecléctica, que lleva por nombre Museo Nacional de la Música.

   Sonia Pérez Cassola, su directora, y Osmani Pedro Ibarra Ortiz, subdirector técnico, mostraron a través de un recorrido las bondades de la instalación que abrió nuevamente sus puertas al público el 9 de enero pasado.

   En el corazón de La Habana Vieja se resguarda la historia de la música cubana

   La fecha fundacional se remonta al 9 de septiembre de 1971 bajo la dirección de María Antonieta Henríquez (1927-2007), destacada profesora de piano y pedagoga por excelencia.

   Por aquel entonces solo se desarrollaban labores de investigación y se ofrecían conciertos, pero las salas de exhibición permanecieron cerradas hasta 1981. Se dice que gran parte del patrimonio que atesora el edificio pertenece a esos primeros diez años.

   En 1983 asume la dirección María Teresa Linares (1920-2021), un pilar muy importante de las investigaciones y la discografía, también esposa de Argeliers León (1918-1991), el padre de la musicología nacional; por tal motivo se dice que no trabajó en el museo pero indirectamente formó parte de él.

   La historia cuenta que el edificio fue construido por el mismo arquitecto que tuvo a su cargo la Embajada de España; fue un regalo de bodas de Francisco Miguel Pons y Seguí para su hija Catalina que se casaba con Juan Ernesto Pérez de la Riva, miembro importante de la burguesía habanera.

   Se conoció que recibían en los salones a reconocidos intelectuales de la época y vivieron en ese lugar hasta 1936 cuando vendieron el local al Estado cubano, y este crea la Secretaría de Estado.

   A mediados de 1959 con el Triunfo de la Revolución se instauró allí la Policía Marítima hasta 1971, que pasó a ser el Museo y Archivo de la Música Cubana, y en 1976 adoptó el nombre actual.

  ¿Qué albergan las paredes de ese prestigioso inmueble?

  Sonia Pérez Cassola, musicóloga y productora musical, relata que allí se acoge toda la vida musical de Cuba, desde sus músicos, objetos personales de los mismos, y de forma general, bienes, muebles, documentales, archivos donados, e incluso, material depositado por exponentes de la actualidad.

   Sin lugar a dudas, es la partitura original del Himno de Bayamo una de las piezas de valor incalculable que llena de honor a los trabajadores de esa instalación, y a esta se suman la caja de música con discos de metal, que le regaló José Martí a su esposa Carmen Zayas Bazán; el buró del músico Eduardo Sánchez de Fuentes, la mesa de Moisés Simons, donde se escribió la joya musical “El Manisero” -válido también en su escritura Manicero- y un reloj del Conservatorio Hubert de Blanck.

   Osmani Pedro Ibarra Ortiz, museólogo de formación, explicó que el centro se compone de dos pisos y ocho salas expositivas con un orden cronológico: la de antecedentes hispanos y africanos con una colección de más de 150 años, una salita dedicada a la rumba y el carnaval;  y otra al pianismo.

   Dispone de una especie de vestíbulo, una sala en homenaje a la cancionística, la sala de los bailes de salón y populares; una transitoria y otra para los reproductores musicales.

   Estos espacios preservan la historia referente a importantes movimientos de la música como la Nueva Trova, la Novísima Trova, la Canción Política, el Filin, la Canción Popular y el Bolero; además, ritmos nacidos en Cuba, tal es el caso del danzón, el son, el mambo, el chachachá y el jazz cubano; vestuarios alegóricos a las diferentes épocas, e instrumentos de gran valor fabricados por reconocidos lutieres.

Del quehacer profesional a la labor humana

  Actualmente, en el museo se realizan diversos talleres comunitarios. Uno de especial valor está dedicado a combatir la vulnerabilidad de los músicos cubanos de avanzada edad, a quienes los lutieres del centro visitan en sus hogares y les arreglan sus instrumentos sin costo alguno.

   Otro proyecto incluye a niños de diferentes escuelas quienes asisten con sus utensilios sonoros, que le son reparados en la misma sede.

   Laboran en el centro musicólogos, museólogos, conservadores, restauradores, informáticos y diferentes especialistas que dedican su tiempo y conocimientos al cuidado y preservación del lugar.

   El Museo Nacional de La Música, perteneciente al Instituto Cubano de la Música y asociado a otras instituciones como el Consejo Nacional de Patrimonio y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, abre sus puertas al público de miércoles a sábado de 9:00 a.m. y los domingos de 9:00 a.m. a 2:00 p.m.