Sancti Spíritus, 20 oct (ACN) Con un legado artístico que se encamina hacia los 50 años de quehacer y obras de renovados presupuestos estéticos, Félix Madrigal Echemendía demuestra una dinámica en su creatividad que acuñan el reconocimiento como uno de los artistas más versátiles de su generación.
Pintura, dibujo, fotografía, escultura, cerámica, son aliados a la hora de transportar las realidades que le inquietan.
Hay una vocación innata desde pequeño, dijo a la ACN, y los primeros avisos llegaron en la enseñanza primaria, pero, además, mi papá era protesista dental y yo cazaba todo el excedente de las piezas, lo tomaba y le daba forma y con apenas nueve años mis manos probaron la humedad del barro, en el tejar donde unos tíos laboraban y ese ambiente me sedujo.
Su memoria es un torbellino mientras revela las influencias que ejercieron en él las esculturas del cementerio de Santa Efigenia y los Taínos de Rita Longa, en la Ciénaga de Zapata, las cuales conoció de la mano de sus padres.
Yo quiero hacer cosas así, les decía a mis "viejos", y por suerte poco después llegó la decisión de matricularme en un taller libre para las Artes plásticas, vinculado a la Casa de Cultura, aquí en Sancti Spíritus, con profesores como Osvaldo Mursulí, William Estrada, Mariano Flores, Mario Félix, entre otros que con su didáctica terminaron de embrujarnos, refirió.
Después vendrían la Escuela Provincial de Arte, en Santa Clara, y la Nacional, de donde egresó en 1979, cargado de muchísimos deseos de hacer.
Con la escultura creé un vínculo muy fuerte y de esa alianza nacieron múltiples obras, pero entre las más distintivas y populares están las del bulevar espirituano: la del compositor musical Gerardo Echemendía (Serapio), autor del pasacalle Si tú pasas por mi casa, la de Oscar Fernández Morera, considerado el primer pintor de la ciudad, y la de Francisquito, personaje que ofrecía la hora sin poseer reloj, detalló.
Bustos de José Martí, Máximo Gómez, el niño que fuera Ernesto Che Guevara o su proyecto ecuestre de Serafín Sánchez se suman a su labor con un apartado importante en la cerámica.
El barro, en tus manos, es un potencial infinito para expresarte, solo son tus motivaciones, tu inspiración y la complicidad del taller, reflexionó.
La Bienal En_BarrArte, que apunta a su décima edición y que tiene como epicentro su Taller Volumen y Espacio, ha sido una suerte de plaza imprescindible en la que ceramistas del país y hasta foráneos se encuentran para mostrar sus creaciones, enseñar y aprender, enfatizó.
Al estilo del buen martiano, me gusta siempre enseñar, al final cada uno abraza códigos distintos y lo esencial es motivar, ayudar a los artistas de cualquier generación, pero, sobre todo a los jóvenes, sentenció mientras a su lado, en el taller, la realidad hace fe.
Yo seguiré diciendo en el idioma de la pintura, de la escultura, de la cerámica, tengo un montón de inquietudes, de necesidades creativas y sólo me detendré cuando no haya luz en mi vista o no pueda mover mis brazos; mientras, continuaré sirviendo para el arte y la cultura, destacó.