Si bien se han logrado avances, las hepatitis de transmisión por vía digestiva, causadas por el virus de la hepatitis A (VHA) y el de la hepatitis E (VHE), siguen siendo un importante problema de salud pública a nivel mundial.
Muchos aspectos de la biología y fisiopatología del VHA y el VHE, aún no se comprenden completamente, a ello se añaden dificultades en el acceso continuo al agua potable, algo que reafirma la estrecha relación que existe entre las condiciones de higiene, el acceso a servicios básicos y la transmisión de enfermedades infectocontagiosas.
En diálogo exclusivo con la Agencia Cubana de Noticias, el doctor Ángel Arturo Escobedo, médico especialista de I y II grados en Microbiología y Máster en Epidemiología, aclaró que el VHA, perteneciente al género Hepatovirus, de la familia Picornaviridae, se compone de un solo serotipo, con cuatro genotipos caracterizados en humanos; se replica en el hígado y se elimina en las materias fecales.
El experto del Instituto de Gastroenterología precisó que es una de las causas más comunes de infección hepática aguda en todo el planeta, y a partir de los datos recogidos en 2019, sobre la carga mundial de enfermedades, se estima que anualmente ocurren alrededor de 159 millones de infecciones agudas por VHA, que causan 39 mil muertes y 2,3 millones de años de vida ajustados por discapacidad.
Alerta el eminente científico cubano que la forma de transmisión es por vía digestiva: por contacto entre personas, a través de alimentos o agua contaminados.
Escobedo señaló que en las últimas décadas, importantes avances económicos, tecnológicos y sociales provocaron cambios significativos en el perfil epidemiológico de este agente infeccioso, por lo cual las mejoras en cuanto a la urbanización y el saneamiento, ayudaron a reducir su incidencia en los países subdesarrollados.
A partir de 2007, en Cuba, las hepatitis virales agudas mostraron tendencia a la disminución, y en 2023, tuvo su mayor incidencia en el grupo de edades de 15 años y más (743 casos); siendo la hepatitis A la más frecuente, con 495 notificados en todo el país (tasa de 4,8 x 100 mil habitantes) y la provincia de Villa Clara con la mayor cantidad (213), para una tasa de 30,4 x 100 mil habitantes.
La hepatitis A suele ser una dolencia autolimitada; sin embargo, en poblaciones vulnerables, como las personas con enfermedades hepáticas crónicas, los adultos mayores y los niños pequeños, sus complicaciones pueden ser severas, alertó el también Profesor Auxiliar de la Facultad de Ciencias Médicas Manuel Fajardo.
Además, la hepatitis fulminante, aunque es poco común, representa una amenaza real y demanda atención.
Por tal motivo, el experto recomienda a los profesionales de la salud estar alertas ante las manifestaciones clínicas características de la enfermedad como ictericia, fatiga, malestar, náuseas, vómitos, anorexia y fiebre, acompañado de hiperbilirrubinemia, acolia y coluria.
Al mismo tiempo, deben considerarse otros diagnósticos diferenciales para descartar entidades nosológicas endémicas en la isla, y que pudieran presentarse con cuadros clínicos similares, tales como el dengue y la leptospirosis, entre otros males, enfatizó el catedrático.
Uno de los principales desafíos es la falta de pruebas de diagnóstico estandarizadas y ampliamente accesibles, lo que contribuye a subestimar la verdadera prevalencia de este virus.
También el cambio climático que afecta el medio ambiente, la globalización, y el aumento de la movilidad de la población complican aún más la propagación de estas infecciones, e igualmente contribuye de forma negativa la pobre calidad del agua, entre otros factores, subrayó.
Prevención: principal antídoto para contener la propagación de VHA
El trabajo en la educación y promoción de la salud, así como la prevención del riesgo y de la enfermedad, deben ser intensificados para contener la propagación del VHA y sus posibles consecuencias.
Son esenciales las acciones educativas dirigidas hacia la higiene colectiva y personal, la correcta manipulación de los alimentos y el consumo de agua con la calidad sanitaria requerida, sugirió el entrevistado.
Recordó que el éxito de la propagación del VHA en cultivo celular en 1979, permitió el desarrollo de vacunas contra este virus. Dos tipos, según la plataforma, son usadas a escala internacional: vacunas inactivadas y atenuadas y la inmunización se realiza generalmente de manera selectiva a grupos de personas con riesgo elevado.
Una dosis de las vacunas inactivadas genera la presencia de anticuerpos que pueden persistir por casi 11 años y se incrementan con una dosis de refuerzo y han demostrado una disminución entre un 80–99% el número de casos con VHA.
Desde 1992, dos vacunas cubanas atenuadas tienen registro de uso en China y se utilizan como una sola dosis como estrategia de vacunación masiva, mostrando la reducción en la incidencia de la enfermedad entre un 50-84% en todos los grupos etarios.
Vías de transmisión
En cuanto a diagnóstico, se debe tener en consideración que, como otras enfermedades de transmisión digestiva, entre ellas la shigelosis, la giardiosis y la amebiosis; la hepatitis A, también puede propagarse a través del sexo oral-anal u otros contactos cercanos entre hombres que tienen sexo con hombres y otras poblaciones vulnerables.
Estas medidas contribuirán no solo a reducir la aparición de nuevos casos, también fortalecerán la preparación para eventos que pudieran ocurrir en el futuro, con similar vía y modos de transmisión, señaló el doctor Ángel Arturo Escobedo.
En el planeta, las hepatitis de transmisión digestiva representan un desafío importante al que enfrentar con acciones multisectoriales y coordinadas.
Por tal motivo insistió en la relevancia de fortalecer las acciones para educar a la población sobre prácticas seguras y preventivas.
De igual modo, cada profesional de la salud debe mantenerse alerta con el propósito de garantizar el diagnóstico oportuno y el manejo adecuado de los casos; lo cual permitirá cumplir con el objetivo estratégico de la Organización Mundial de la Salud contra la hepatitis de reducir las nuevas infecciones virales en un 90% y las muertes por esta causa en un 65 entre 2016 y 2030, concluyó.