Mi aporte a la Patria: a conciencia y a puro corazón

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Fidel Rendón Matienzo
1522
22 Diciembre 2015

 Interesantes debates ha generado en el país la iniciativa de la Central de Trabajadores de Cuba de que, a partir del 2016, el aporte  monetario de cada cubano y cubana para contribuir a los gastos de la defensa de la Patria sea voluntario, en el monto y la fecha que desee hacerlo, tal cual le dicte su conciencia.

   No pocos han expresado su disposición de sumarse a este movimiento político-ideológico y de influencia  en la formación de valores patrióticos y revolucionarios, pero aún hay personas, colectivos y familias con dudas, inquietudes  y cuestionamientos –admitámoslo así-, quizás por las distorsiones, insuficiente y oportuna información y formalismos, que durante lustros lastraron la sagrada tarea de cumplir con el Día de Haber.

   Aunque para muchos esas entregas monetarias, hasta ahora salidas fundamentalmente de la donación de un día de salario del año, han sido importantes para sufragar gastos asociados a la preparación de la defensa territorial, movilizaciones sistemáticas de los milicianos  y demás actores del sistema defensivo en escuelas, ejercicios militares, así como en tareas de la Defensa Civil,  en otros compatriotas esto no les ha quedado claro, y así lo han dicho de manera pública y sincera.

    Particularmente en varios sitios web de medios informativos del país, algunos cibernautas o lectores se han preguntado en qué y cómo se emplea el dinero salido de su bolsillo bajo el concepto de Mi aporte para la Defensa o las MTT (Milicias de Tropas Territoriales),  otros señalan que por qué si se dice que es voluntario en algunas secciones sindicales o centros resulta casi una obligación moral cumplir con tal compromiso.

   Recordemos que uno de los objetivos aprobados por el XX Congreso de la CTC refrenda la necesidad de actualizar este proceso de participación popular, que abarca no solo a la clase trabajadora sino a toda la sociedad.

    Por ello el movimiento obrero, tras analizar los planteamientos y propuestas sobre el tema, hechos por afiliados de cada sindicato, hace poco acordó darle un vuelco en la manera de contribuir monetariamente con la defensa, a partir de una real flexibilización y voluntariedad.

   Mi aporte a la Patria, como se denominará en lo adelante todo tipo de donativo que haga cada cual, sin necesidad de recoger “su compromiso” en un documento ni “la fecha” de su cumplimiento, pretende perfeccionar el noble empeño de garantizar la continuidad de la Revolución, y hacerlo sin camisa de fuerza ni tanto formalismo.

    En lo que sí no puede haber dudas, ni la más mínima ingenuidad, es creernos que porque los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos hace ahora un año decidieran comenzar un proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas, hayan cesado los peligros contra la nación. El presidente Barack Obama ha subrayado que han cambiado los métodos, no los objetivos, en clara alusión de algún día derrocar la Revolución.

     Además de este hay otros argumentos para entender qué pasaría si quienes nos sentimos patriotas damos la espalda a la tierra que nos vio nacer.

   Vayamos al origen, a las raíces históricas del aporte monetario a la defensa de la Patria, cuando nuestro Apóstol, José Martí, acudió a los tabaqueros cubanos, radicados en Tampa, Cayo Hueso y la Florida, para recaudar fondos que contribuyeron a la preparación de la Guerra Necesaria.

    Tal práctica la continuaron el movimiento obrero y demás fuerzas progresistas durante la pseudorrepública, y fue uno de los elementos que contribuyó a derrocar la tiranía batistiana, pues de los mejores hijos del pueblo salieron de manera espontánea y voluntaria donativos en valores y especies para adquirir armas, uniformes y otros aseguramientos de la lucha insurreccional.

    Pero no cabe dudas que en las nuevas y complejas circunstancias y escenarios - tanto hacia lo interno como externo- que vive la nación, su gente, si una tarea de marcado valor patriótico  para su feliz ejecución requiere emplearse a fondo por los dirigentes y cuadros sindicales, es esta, en la que habrá que explicar, profundizar, argumentar, esclarecer y motivar, en aras de sumar a millones de cubanos y cubanas. ¿Se ha pensado en quienes desde el exterior también desean hacerlo?

    En realidad estamos ante un interesante proceso de debates que trasciende el ámbito laboral y sindical, y que no admite formalismos ni fanfarrias pues amar la Patria, defenderla, es un acto de conciencia y a puro corazón.