El legado de Salcines y algunas deudas por saldar

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ACN - Cuba
Dianelis Díaz Bueno
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24 Mayo 2025

   Recientemente fue celebrada la XXVII Jornada de homenaje a José Leticio Salcines Morlote, personalidad emblemática guantanamera, la cual reveló la urgencia de rescatar la figura del hombre que más huellas dejó en la arquitectura de su natal ciudad.  

   La devoción por preservar su legado motivó a Odalis Tablada, museóloga especialista, y a su colega Rafael Ángel Ferret, ingeniero, a compartir con la Agencia Cubana de Noticias detalles poco difundidos del profesional, cuyas obras perduran en numerosas construcciones locales.  

   Nacido el 7 de mayo de 1889, hijo de madre cubana y padre español, Salcines no fue solo el artífice de elegantes fachadas eclécticas o del icónico Palacio que lleva su nombre (construido en 1919), su ingenio materializó a su vez puentes, pavimento de calles, caminos vecinales y un sistema hidráulico que, décadas después, sigue siendo esencial.  

   Su vida es conocida entre expertos, pero en el nivel popular, incluso en escuelas, apenas se mencionan una o dos de sus obras, se desconoce su trayectoria, tanto en la arquitectura como en la ingeniería, consideró Odalis, quien siente mucho amor por ellas.

   A menudo se destacan sus creaciones arquitectónicas, pero casi nunca sus aportes: puentes, carreteras, el proyecto de alumbrado público o la municipalización, resultaron cruciales para la región, especialmente para la hoy capital del guaso.

   Por primera vez la Jornada dedicó un espacio a la faceta de Salcines  como ingeniero y a su mayor proeza: el Proyecto de Uso Múltiple.  

   Refiere Odalis que se llamó así puesto que, según él, era un proyecto generador de riqueza: garantizaría electricidad mediante pequeñas hidroeléctricas, abastecería de agua a seis municipios de la antigua región oriental y permitiría irrigar los campos, sobre todo en el Valle de Guantánamo.  

   Fue su obsesión desde que se graduó como ingeniero civil en La Habana (1913) hasta casi su muerte, porque dedicó su existencia a ese proyecto.

   Era una obra colosal, costosa y ambiciosa, detalla la fuente. Todas las gestiones con los gobiernos caían en saco vacío, por lo cual incluso, usó su fortuna personal para financiar estudios de suelos y ríos desde 1918, convencido de que transformaría la tierra del oriente cubano.  

   Por su parte, Rafael Ferret resalta su trascendencia histórica como clave para la Revolución, puesto que luego del triunfo del Primero de Enero de 1959, Fidel Castro mostró interés en su iniciativa, con una aprobación de 450 mil pesos, aunque costaba 82 millones que, luego de examinado por expertos del mundo, recomendaron dividirlo en partes para reducir gastos.

   Además, por idea de Salcines se creó el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, y compartió sus conocimientos con la dirección del país, pero tal obra supera en importancia a sus aportes arquitectónicos.

   Parte de ese legado se materializa en el trasvase norte-sur y este-oeste, un sistema de túneles y canales que lleva agua desde las provincias centrales hasta Guantánamo.

   Se basa en los cálculos y levantamientos topográficos que Salcines realizó en su época. Cuando se proyectó el trasvase, se recuperaron sus planos para adaptarlos a la actualidad; hoy, esos túneles que llevan el preciado líquido de unos territorios a otros son, en parte, herencia de su visión, subrayó el arquitecto Ferret.

   Más allá de sus contribuciones ingenieriles, Salcines dejó un legado arquitectónico de 300 obras que transformaron a Guantánamo, en el cual adaptaba estilos desde el ecléctico al Art Déco, sinónimo de versatilidad. Además, en una sola cuadra podían verse varias de sus monumentales casas, aunque también quería electrificar e irrigar el campo para frenar el éxodo rural.

   Asimismo, diseñó caminos vecinales que conectaban zonas aisladas como Realengo 18 y más allá.

   Quería que también se facilitara el transporte de alimentos y medicinas, lo cual demostraba su carácter humanista y ayudaba a combatir el parasitismo que había y la marginalidad, destacaron ambos entrevistados.

   A estos estudiosos de las aportaciones de Salcines, quienes se ufanan en preservar su legado y memoria, les preocupa el estado del Palacio bautizado con su apelativo.

   Coronado por La Fama, mensajera de Zeus para propagar las buenas y malas noticias, el Palacio Salcines, la más excelsa expresión del eclecticismo monumental guantanamero, constituye un ícono y símbolo de la ciudad, monumento local desde 2002 y pieza arquitectónica de referencia en Cuba desde 2011.

   La construcción del edificio de tres niveles data de 1919, erigido como vivienda del arquitecto y su familia. Su restauración se encuentra paralizada hace tres años por "falta de recursos, de financiamiento",  "un hito de la arquitectura", comentaron los especialistas.

   Cada mayo, las ofrendas florales de la Jornada Salcines terminan junto al busto de Martí, porque aún no existe uno para quien dio forma a la ciudad, por lo cual Rafael hace un llamamiento que invita a los artistas nacionales a inspirarse en su vida y obra, y crear una escultura o monumento que le rinda honores, una de las deudas aún pendiente con quien moldeó la identidad guantanamera.

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