Como es lógico la llegada de la temporada alta del turismo internacional -noviembre a abril-, genera cada año mayores expectativas y también superiores exigencias para el Destino Cuba.
Es una etapa en la cual la cadena de vagones de la bien bautizada locomotora de la economía nacional, debe encarar una marcha coordinada, estable y ascendente acorde con los requerimientos del dinámico giro, devenido en sector estratégico para los planes del presente y futuro del país.
Esos meses no solo representan más turistas, más vuelos, entre ellos los regulares comerciales procedentes de EE.UU; más cruceros y pasajeros y mayores esperanzas en torno a lo que tales operaciones pueden significar, tras ser planificadas con tiempo suficiente para que se vean coronadas con el éxito esperado.
También, esta campaña -igualmente considerada la zafra cubana del ocio- impone, exige, reclama de la elevación de la calidad del producto que se ofrece, con énfasis en los servicios; diversidad e imaginación creativa en las opcionales y modalidades turísticas,
estabilidad en los suministros, puntualidad en itinerarios de transportes aéreos y terrestres, trámites aduanales dinámicos, higiene, salubridad y velar porque hasta los más mínimos detalles estén en correspondencia con el principal fin: que la industria sin
chimeneas siga su ruta alcista.
Constituye este igualmente el momento en que el seguimiento continuo de todos los indicadores económicos servirá cual termómetro de la marcha del día a día y la toma de decisiones de inmediato.
Nada se puede dejar para después; de lo contrario, lo lamentaremos y eso se debe evitar.
En reciente encuentro con la prensa, la directora general de mercadotecnia del Ministerio de Turismo (Mintur), María del Carmen Orellana, y la directora general de operaciones y calidad, María del Pilar Macías, mostraron su optimismo ante los corresponsales asistentes a la convocatoria.
Se señaló entonces que hasta el cierre de octubre la isla recibió a tres millones 193 mil 109 visitantes para un 12 por ciento de alza en comparación con el año precedente. El número de los tres millones se reportó el pasado ocho de octubre con 39 jornadas de antelación, frente a 2015.
Los principales medios cubanos- incluida, por supuesto la ACN-, y los extranjeros asentados en el territorio nacional se hicieron eco de estas declaraciones oficiales, que avizoraron, además, una cuantía de tres millones 700 mil visitantes para el año que finaliza y para el 2017, cuando se sostiene una perspectiva de crecimiento, una recepción de cuatro millones 100 mil.
Persiste Canadá en el primer puesto ente los principales mercados, en tanto ocupa el segundo lugar la comunidad cubana en el exterior y luego Estados Unidos con un aumento del 65 por ciento. Por orden, siguen Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España.
Tenemos y tendremos más viajeros y mientras más, mejor; pero, claro, para mantenerlos complacidos, bien atendidos y conociendo cuánto de interesante encierra la Isla hay que esforzarse todavía más frente a retos crecientes, como, por ejemplo, el mantenimiento casi intacto del bloqueo de Washington, especializado por media centuria en hacerle la vida bien difícil a los cubanos.
El turismo es parte ya de nuestra cotidianidad: los veraneantes foráneos invaden nuestras calles- y no solo las más céntricas y populosas-; el país entero los ve moverse de este a oeste, de norte a sur, por playas, cayerías, ciudades modernas y coloniales, y parajes ecológicos.
Es momento de hacer justicia al boom que tiene por escenario a los polos de la ínsula, porque no son solo codiciados La Habana y Varadero; es imprescindible marcar la diferencia con la competencia, con la cual se está abierto a la complementación, como se ha dado el caso con México.
La temporada de alta del turismo internacional, que en Cuba, gracias a las inversiones en el giro- ya son más de 65 mil las habitaciones disponibles-, a la prioridad concedida por el Estado y a otros factores internos y externos, se torna cada vez más extendida y ahora está evidenciando en el cierre del ejercicio en curso un ritmo que suscita el optimismo de las fuentes del MINTUR consultadas.
También se aspira- y por sobradas razones- a seguir similar accionar en el ya inminente 2017, que no por gusto ha sido designado el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, declarado por Naciones Unidas y canalizado a través de la
Organización Mundial del Turismo (OMT).
Solo le resta entonces al destino cubano encarar, como se merece, la presente campaña vacacional, con mayores expectativas y también superiores exigencias.
Por Luz Marina Fornieles Sánchez | Foto Internet
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25 Noviembre 2016
25 Noviembre 2016
hace 8 años