Tras la celebración de los IX Juegos Centroamericanos y del Caribe en Kingston, Jamaica, la delegación cubana participó en San Juan, Puerto Rico (1966), en los que serían su segundo evento luego del triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959.
Pero la mayor de las Antillas no tuvo un camino fácil para llegar a la cita boricua, pues Estados Unidos trató de impedir su presencia por todos los medios, aún inconforme con las transformaciones políticas, económicas y sociales ocurridas en la nación caribeña.
En 1965, un año antes de la fecha prevista para el certamen multideportivo regional, el país norteño intentó imponerle al Comité Organizador su deseo expreso de no invitar a Cuba, cual evidente violación del reglamento del Comité Olímpico Internacional; pero no procedió, de ahí que recurrió a la negativa de visas a atletas y demás personal.
Nuevamente sin éxito, otorgaron el visado, pero no la autorización para pisar suelo puertorriqueño con medios de transporte cubanos, sino mediante vuelos comerciales y por un tercer país; indiscutiblemente otra forma de boicotear la presencia antillana en la lid.
Frente a tales exigencias, la comitiva de más de 300 atletas viajó a bordo del buque de carga Cerro Pelado- acondicionado en un confortable barco de viaje-, en tanto que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz estuvo siempre al mando de esa "contienda" política y deportiva.
No fue sencillo el trayecto debido a las constantes amenazas de cazas estadounidenses que sobrevolaban la nave y otras que pretendían intimidarlos; mas la decisión estaba tomada: la Isla participaría en el certamen previsto del 11 al 25 de junio.
A cinco millas de San Juan y en aguas internacionales, el numeroso grupo de deportistas, entrenadores, árbitros, personal médico, periodistas y dirigentes manifestaron su disposición de llegar a nado, de ser necesario, para representar a la nación en la justa multideportiva regional más antigua del mundo.
Sin dudarlo, permanecieron hasta el último minuto entrenando todos los deportes a bordo del buque y el día 10 de junio la delegación cubana redactó la Declaración del Cerro Pelado, que denunciaba la actitud del gobierno de Washington por violar el derecho de cualquier territorio a asistir a un foro deportivo.
Fue la primera tribuna antimperialista de la Revolución, expresó a Prensa Latina la basquetbolista Margarita Skeet, miembro del grupo de atletas que venció los peligros y adversidades impuestos por el país norteamericano y que conquistó su derecho a participar en la justa.
Venciendo el riesgo de que aviones y guardacostas norteamericanos confiscaran el barco si entraba a aguas jurisdiccionales boricuas, el 11 de junio descendieron a tierra todos los integrantes de la delegación en lanchas con banderas de Puerto Rico y no de Estados Unidos, como querían; incluso, estuvieron presentes en la ceremonia inaugural en el estadio Hiram Bithorn y recibieron una cerrada ovación por parte de miles de aficionados.
Lamentablemente, esa no ha sido la única ocasión en que los gobiernos estadounidenses han interferido en la participación de atletas cubanos en lides deportivas, esencialmente en aquellas con sede en su país o en alguna de sus "colonias".
San Juan (1966) significó el despegue del deporte en la Isla, aun cuando concluyó en el segundo puesto del medallero por naciones, con 35 metales dorados, 19 plateados y 24 bronceados; antecedida por su eterno rival México (38-23-22) y seguida por los anfitriones (27-27-29).
Esos Juegos marcaron récords en cuanto a cantidad de atletas (mil 689) y países asistentes (18); mientras que para Cuba también se tradujo en el regreso a la cima del béisbol, tras tres ediciones sin ese resultado, pues había alcanzado en Ciudad de Guatemala (1950) su último cetro.
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Igualmente, logró una actuación meritoria en el atletismo con nueve oros, 14 platas y 16 bronces; en tanto que Miguelina Cobián se impuso en los 100 metros planos y resultó subcampeona en los 200 y la posta 4x100.
Según refleja el ya fallecido periodista Enrique Montesinos en su libro Los Juegos Regionales Más Antiguos, la mayor de las Antillas también dominó en la lucha, esgrima, el polo acuático y el voleibol en ambos sexos.