Basureros, menesterosos e intolerancia: un espejo incómodo

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ACN - Cuba
Ana Esther Zulueta | Foto: Rodolfo Blanco Cué
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04 Junio 2025

   Cada mañana, en cualquier ciudad, los basureros se llenan antes que las calles. No solo de restos de comida y envases vacíos, sino también de historias humanas que muchos prefieren obviar, para evitar ver el espejo incómodo de la vida de los basureros y menesterosos.

   Entre los escombros y la basura, los menesterosos —esas personas a quienes el sistema, en algunas partes del mundo les ha dado la espalda, y en Cuba a pesar de la apuesta por la dignidad plena del hombre los desequilibrios financieros han convertido en “blanco”— buscan algo de valor reciclable, y en otros sitios del orbe repito hasta un poco de dignidad.

   La escena es incómoda. Para algunos, incluso ofensiva. Hay quienes fruncen el ceño, aceleran el paso o lanzan miradas de desprecio. La intolerancia hacia quienes viven en situación de vulnerabilidad económica se ha vuelto parte del paisaje urbano, tan habitual como el ruido de los carros o el hedor de esos vertederos que contamina para todos por igual el aire que respiramos.

   Con facilidad se olvida que nadie elige nacer al margen o ser víctima de la inflación, e incluso que detrás de cada persona que hurga en la basura hay una historia de pérdidas, de sueños rotos y de ausencias.

   Pero la intolerancia no se limita al gesto o la palabra. En otros lugares insisto, se expresa en leyes que criminalizan la pobreza, en políticas que expulsan a los sin techo de los espacios públicos, en la indiferencia de quienes podrían tender una mano, en la mayor de las Antillas la historia podría ser muy diferente.

   Un desafío que requiere visión social, innovación y políticas públicas inclusivas sería convertir los basureros en fuente de riqueza para los menesterosos y sacarlos de la vulnerabilidad económica.

   Organizar a los recolectores informales en cooperativas o microempresas les permitirá cambiar su percepción de vida, a partir del reconocimiento legal y social, ejemplos exitosos existen en varios países del área.

   Crear en ellos capacidades sobre el modo de separar eficientemente los residuos, de manejar de forma segura los materiales y técnicas de reciclaje o compostaje, que otorguen valor agregado a los desechos y desperdicios, podría ser alguna de las acciones para entre todos aprender a transitar de manera ecológica y segura hacia la sostenibilidad.

   En fin, reconocer legalmente a los recicladores como actores claves de la gestión de residuos y garantizarles acceso a materiales, seguridad social y participación en la toma de decisiones en cualquier contexto apunta a integrar a estas personas menesterosas a cadenas productivas verdes.

   Educar a la población sobre la importancia del reciclaje y el respeto a los recolectores y el trato digno en cualquier lugar del orbe serían las primeras campanadas a la sensibilización.

   Transformar los basureros en fuente de riqueza para los menesterosos no solo es posible, sino deseable. Requiere voluntad política, innovación social y enfoque de derechos humanos. Así, los residuos dejan de ser símbolo de exclusión para convertirse en motor de dignidad, empleo y desarrollo sostenible.

   Esta reportera conoce que existen personajes y otros problemas asociados a los vertederos, pero serán temas de futuros análisis.